“No me veo techo... y eso es brutal”

María Forero García (Huelva, 24 de marzo de 2003) llega al AS conduciendo su coche tras ser segunda en Venta de Baños, con las uñas pintadas con el naranja y amarillo de los colores de la equipación España y una sonrisa; pese al cansancio de unos días de competición y duro entrenamiento antes de las Navidades, y a escasos días de su paso a categoría absoluta, donde debutará en los Mundiales de cross de Tallahassee (Florida, Estados Unidos). Su 2025 ha sido esplendoroso con dos oros continentales de su categoría sub-23 (Bergen en 5.000 metros y Lagoa en campo a través). Esa cita en EE UU y los Europeos de Birmingham en agosto son dos fechas muy marcadas para el 2026 de este prodigio atlético llamado a lograr grandes éxitos.

-Han pasado pocos días desde su exhibición para colgarse el oro continental sub-23 de cross en Portugal. Su rotunda victoria tuvo muchas similitudes a la que consiguió en sub-20 en Turín, principalmente en la sensación de superioridad que mostró.

-Pasé toda la temporada pensando en ese día, porque me pillaba cerquita de Huelva y venían todos mis amigos y mi familia. Disfruté mucho de la pista, pero este Europeo de cross era muy especial. Respecto a lo de Turín, he de decir que ahí nunca pensé que podía ser campeona continental. Y menos ganarlo de esa manera tan contundente. Por eso entré en meta llorando. Para mí fue un antes y un después en mi carrera deportiva. Me cambió la mentalidad y esa sensación de que controlo la situación. Creo que eso es un poco lo que me marca la diferencia, sabes lo que has entrenado, pero que salga en la competición hace que tengas la ambición.

-En verano también ganó el oro continental en 5.000. Ahora que pasa a categoría absoluta. ¿Tiene idea de centrarse más en la pista o seguir alternando?

-Ahora pienso mucho en los Europeos de Birmingham. Voy a notar el cambio de categoría, pero sí me gustaría estar ahí en los puestos de finalista. Y en uno o dos años estar luchando por las medallas como lo he hecho siempre en categorías inferiores. Sé que tendré que adaptarme y quizá no sea cosa inmediata, pero sí pretendo que tampoco se dilate mucho en el tiempo. Las mejoras que estoy teniendo son exponenciales. Creo que aún tengo mucho margen de mejora en muchos aspectos. Quiero hacer carrera en el 5.000 y en el futuro dentro de bastantes años hacer 10k, media maratón, maratón...

-Lo que más se recuerda siempre son las medallas, pero yo tengo en mente su increíble Mundial sub-20 de Cali 2023, donde fue quinta frente a todas las africanas...

-Ese quizás fue mi primer gran momento. Fíjate si no me lo creía que cuando entré en meta le pregunté al juez si aún me quedaba una vuelta. Sólo veía a cuatro africanas que habían entrado, pensaba que no podía ser. El juez tuvo que decirme que ya había terminado, hay fotos en las que se me ve preguntándole (risas). Por eso cuando llegué a Turín, al Europeo de cross, tenía esa confianza. Pensaba: ‘Si únicamente me han ganado cuatro africanas, no debería ganarme nadie en el Europeo. Ese día sí tuve la sensación de autosorprenderme y pensar en el enorme cambio que había dado. También coincidió justo el año en que me fui a León. Yo creo que tuvo que ver.

-Sé que es muy trabajadora y humilde, pero también la gente del atletismo dice desde hace muchos años: ‘Cuidado con lo que podrán conseguir María Forero y Marta Mitjans’. Y ambas lo están cumpliendo...

-Sí, pero eso también es un arma de doble filo porque cuando eres muy pequeña te puede quemar. Es cierto que al final, tanto Marta como yo, estamos demostrando que no solo hemos dado pinceladas y destacar, sino que lo más difícil es mantenerse y lo estamos logrando. Yo gané el oro en Turín y seguí estando arroba en los siguientes Europeos. Y eso al final es lo que más debe valorarse. Marta, igual.

-Empezó en el atletismo por la insistencia de un profesor de educación física porque su idea era ser futbolista...

-(Ríe) Yo he jugado al fútbol muchísimo y de pequeña, con 6 años, ya estaba en un equipo de niños. Lo dejé un tiempo porque mis padres no eran mucho de deporte, pro al crecer mostré interés de nuevo por el fútbol y con 12 o 13 entré a jugar en el Sporting de Huelva. A la par, mi profesor de educación física del colegio, me dijo que me veía con muchas cualidades y que me apuntara al atletismo. Que fuese un día y probara. Yo le dije que yo no sabía ni qué era una pista de atletismo. Me insistió mucho hasta tal punto que un día me obligó a apuntarlo en la agenda para que lo viera mi madre. Para que me dejara en paz y tranquila fuimos un día. En dos semanas hice la mínima para el Nacional y en un año ya era campeona de España. Y dije: Ostras, pues va a tener razón’. (Risas). Me empezó a enganchar, pero mi madre que debía elegir entre el atletismo y el fútbol porque con los estudios no podía los dos.

-¿Y de qué jugaba?

-De lateral derecho. Corría mucho la banda. Siempre me quedó esa espinita porque yo hubiese estado haciendo un tiempo los dos. Al final, como crecí tan rápido en atletismo me iba requiriendo necesidades mayores.

-¿Y ha pensado en retomar el fútbol?

-Sí... pero no me dejan. Este año le dije a Villa (José Villacorta, su entrenador en el grupo de León, donde vive en el CAR). Y me dijo: ‘Pero vamos a ver, María. Si no te da la vida entre los entrenamientos y las prácticas en el hospital (está terminando enfermería). Déjate de tonterías’. Me duró tres meses la idea. Hasta que pensé, a ver si me voy a romper el cruzado.

-Hablando de León, ¿cuándo decidió ir a vivir y entrenar allí?

-Hace cuatro años, en primero de carrera. Me quería ir en segundo bachillerato a Madrid y estuve a punto de venirme aquí a la Blume. Villa era el responsable de fondo y me llamó. Y le dije, me quiero ir de Huelva, necesito otras cosas. Me dijo que esperase un año, que era un cambio muy grande y que esperase a empezar la carrera. Cuando pasó vi que Madrid no me encajaba y como me cayó bien Villa le dije: ‘Oye, ¿y si me voy contigo a León? No conocía el grupo, ni sabía cómo entrenaba... pero me caía bien y me dio buena sensación. Me pareció buena persona y yo que mi entrenador lo fuera. Y creo que hemos hecho el tándem perfecto. Además, León tiene CAR (centro de alto rendimiento). Y eso se nota: instalaciones, médico... Yo había entrado en enfermería en Huelva y madre me dijo: ‘Si te vas de Huelva, ve a un sitio donde te lo paguen todo’. Cuando llegué a León me profesionalicé.

-Imagino que estudiar enfermería es vocacional, ¿no?

-Sí, y familiar. Mis padres y mi hermana son todos enfermeros.

-Compatibilizar ser atleta de élite con la profesión, supongo que no es ni una opción...

-No, de ninguna manera. Ya con las prácticas, que al final es un turno de enfermera normal, me he dado cuenta. Lo pensé en algún momento, hacer media jornada, pero es algo incompatible porque para dedicarme al 100% tenido que descansar y dormir. Para ser enfermera tengo toda la vida. El atletismo son diez años más.

-¿Qué deseo le pide a los Reyes Magos para 2026?

-Terminar el último bloque de prácticas en el hospital que tengo muchas ganas y romper la barrera de los 15 minutos en el 5.000 (tiene 15:03). Que muy poquitas mujeres en España lo han hecho. Y hacer Top-8 en los Europeos de Birmingham.

-¿Y para el Mundial de cross del 10 de enero?

-Es un Mundial y además de todas las africanas encima es en Estados Unidos y las atletas locales lo van a preparar a morir. Llevamos un buen equipo y podemos hacer un buen puesto por países. Voy bastante relajada y sin presión, y cuando corro así, como pollo sin cabeza como yo digo, sin pensar... es cuando mejor se corre. La sensación de no saber qué puede pasar a mí me funciona. Y sé que puedo hacerlo bien.

-La dedicación en su caso es, si me permite el término, casi enfermiza. Cuida todo al límite, se convierte casi en una rutina monacal...

-Sí, lo dejo todo y me voy a Sierra Nevada. Y allí hago mi retiro espiritual (ríe). Sota caballo y rey. Entrenar, comer y dormir y entrenar. Y ya está. Y al final. Como también me gusta mucho. Pues. . Al final, como a cualquiera me gusta comer, salir... pero sé cuáles son mis puntos débiles y trato de evitarlos. Me conozco y sé lo que me viene bien. Antes del Europeo le dije a mi entrenador: ‘Sé que voy a ganar mañana porque es imposible que alguien lo haya hecho mejor que yo en la preparación’. Y esa seguridad marca la diferencia. Por supuesto, la ambición y la fe en ti misma viene acompañada de un trabajo previo. Si no confías en tu trabajo, ni en tu entrenador, ni en tu entorno, ni en lo que generas, no llegas.

-Sé que decirlo es difícil, pero también sé está convencida que ganará muchas medallas internacionales en su etapa como absoluta. ¿Cierto?

-(Sonríe y hace una ligera pausa). A ver. Ahora lo veo un poco lejos... pero sí, lo veo un poco así. Cada vez que entreno y voy compitiendo me voy viendo superior. No me veo techo y creo que eso es brutal. No hay ninguna motivación que supere esa sensación.

-¿Qué es lo que ha cambiado en el atletismo español para el actual salto cualitativo y cuantitativo?

-Creo que la profesionalidad. Ahora los jóvenes empezamos muy pronto. Yo dejé mi casa con 18 años y me fui de Huelva sin conocer a nadie. Apostando absolutamente todo. Y eso antes se hacía mucho menos. Y esa apuesta es a todos los niveles: nutrición, descanso, horas de entrenamiento... Yo creo que todo eso antes se hacía con más edad. Antes se centraban con 25, ahora con 18. Y esos años son muy importantes.

-La última. ¿Hará temporada indoor?

-No. No me gusta mucho la pista cubierta y no se puede hacer todo. La avaricia rompe el saco. Si me enfoco en el cross y quiero llegar al verano para bajar de 15 minutos en el 5.000, no puedo pretender hacer 8:45 en 3.000 en invierno. No puedo tener tantos picos de forma, tanto mental como físicamente explotaría por algún lado. Prefiero seleccionar un poco las cosas.

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