ATLETISMO | MUNDIALES EN BUDAPEST

“Le debía a la gente lo que esperaba de mí y creo que lo he hecho”

María Pérez atendió a la Prensa tras proclamarse campeona del mundo de 20 km marcha en Budapest. “Con la camiseta de España soy feliz y lo doy todo”, dice.

Budapest
Istvan DerencsenyiEFE

-Campeona del mundo. Después de todos los sinsabores de 2022, los cambios en el marchar, todo el trabajo... ¿Siente ahora que todo ha valido la pena?

-Sin duda. Esta es la mejor manera de volver. No hay que echar la culpa a nadie. La culpa era mía y había que hacer las cosas para subsanarlo y regresar de la mejor manera. He seguido trabajando, he pasado momentos de soledad, he llorado mucho...Y ahora soy campeona del mundo. Sólo tengo palabras de agradecimiento a mi familia, a mi equipo de trabajo, a mis amigos... Y en especial a Bea Pascual y a Pepe Marín por ayudarme, por acompañarme Bea en los últimos entrenamientos en Font Romeu. Ellos sabían como estaba, yo sabía cómo estaba. Sólo tenía que esperar mi momento, y ha llegado. He disfrutado mucho toda la carrera aunque especialmente en la última vuelta. Le debía a la gente lo que esperaba de mí y creo que lo he hecho aquí.

Istvan DerencsenyiEFE

-Y encima ha podido disfrutarlo porque los últimos cinco kilómetros ha ido sola en cabeza...

-Sí, sabía que si hacía los últimos cinco por debajo de 21 o 22 la medalla era mía. Éramos varias en el grupo de cabeza y tenía claro que si me ponía a un ritmo de 4:05 o 4:06 nadie me seguiría. Y eso es lo que he intentado hacer. Es cierto que cuando he dado el hachazo me ha dado un tirón en los isquiso de la pierna izquierda y he dicho: ‘No hay dolor, aguanta hasta el final como sea’. He visto a las chinas jadeando, sabía que otras como Kimberly van a doblar prueba y quizá su ojetivo era más el 35... En definitiva, he jugado mi táctica. Los sueños se hacen realidad y hoy he cumplido el mío y el de mi equipo.

-Dice Jacinto (Garzón, su entrenador) que cuando María es feliz, marcha.

-(Ríe). Yo cuando visto la camiseta de España soy feliz y lo doy todo. Siempre lo he hecho. Hasta en los malos momentos, incluso vomitando, he terminado. Creo que no hay mejor manera de demostrar que la marcha española sigue adelante y que hay que apostar por ella. Ayer lo dijo Álvaro (Martín) y suscribo sus palabras. Tenemos grandes atletas y grandes entrenadores, los mejores, y unos no somos nada sin los otros.

-Al cruzar la meta ha hecho un gesto de rabia. ¿Tenía algún significado?

-Es un gesto que me define, lo hice en la República Checa, en el Europeo por equipos donde batí el récord del mundo de 35. Al llegar hoy, lo he recordado y lo vuelto a hacer. Había que quitarse la espina de las tres medallas de chocolate en los Juegos de Tokio y lo estamos haciendo con creces. Ojalá sigamos con la racha en los 35 aquí en Budapest y en los Juegos de París 2024.

-Y con este resultado se asegura estar en esa cita...

-Exacto, ya tengo mi plaza y podré prepararlo tranquilamente. Además me he quitado la espina de todo lo sucedido. En la marcha española ninguna mujer había conseguido un oro y ya lo tengo yo. Y el relevo veremos a ver cómo sale (ríe), pero mi objetivo será el 20.

-¿Le ha sorprendido la facilidad con la que se ha escapado del grupo?

-No, tenía los ritmos en mi cabeza y al final tenía controlado al resto sabía que tenía cien metros. Por eso me ha dado tiempo a parar con Jacinto porque creo que hay que disfrutarlo en el momento. Por eso he querido abrazar a mi entrenador. Hemos vivido momentos duros y sabemos lo difícil que ha sido el camino hasta aquí.

-Se le veía jugar con la gorra durante la carrera. Ponérsela, quitársela, darle la vuelta... ¿Tenía más nervios de lo habitual?

-Tengo la cabeza muy pequeña y la gorra es muy grande. Como llevaba hiuelo hasta que no temrinaba de beber agua no podía colocármela bien. Me metió algo de presión Álvaro con su oro (es broma). Es cierto que me acosté pronto, a las 20:30 pero no paraba de dar vueltas en la cama. A las 00:00 ya me dieron melatonina y he podido dormir tres horas y media. Hacía muchas años que no tenía nervios pero a veces son buenos. Eso sí, cuando he llegado a la salida se han disipado.

-¿Habrá fiesta?

-No, creo que será el jueves cuando termine la prueba de 35 km. Ahora toca recuoperar, pasar por servicios médicos y ver cómo estoy. El 35 es un premio, no quitaba plaza a nadie y es un reto personal para mí.

-Su entrenador nos ha dicho que si quiere cena una hamburguesa o tomarse una copa de champán es decisión suya...

-Soy deportista de alto nivel y ya me he concienciado que hasta el día 24 nada... (risas). Eso sí, ese día quemaremos Budapest.

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