Atletismo

La vuelta al infierno de Manyonga

Luvo Manyonga, campeón mundial de longitud, revela en la BBC que recayó en la adicción a las drogas y trata de salir. Está sancionado por faltar a tres controles.

CHRISTINE OLSSONAFP

Luvo Manyonga ha conocido todos los extremos de la vida. El sudafricano ha saltado 8,65 en longitud (un marcón), fue campeón mundial en Londres 2017 y plata olímpica en Río 2016. Pero también ha estado en el lado más difícil, en el que cayó antes del éxito, recayó y del que lucha por salir: la adicción al tik, una especie de metanfetamina barata de uso habitual en Sudáfrica. En 2012 estuvo sancionado 18 meses tras dar positivo por esa droga. “Escapé del diablo”. Pero fue alcanzado de nuevo...

En los últimos tiempos, Manyonga, que ahora tiene 31 años, andaba completamente desaparecido, de la pista de atletismo y de todas partes. Tanto, que había sido sancionado de nuevo en 2021 por faltar a tres controles antidopaje (uno en 2019 y dos en 2020). Cuatro años inhabilitado, hasta diciembre de 2024. Pero ese no parecía el más grave de sus problemas.

Poco se sabía de él... Y la BBC, tras un complicado proceso, ha encontrado al saltador que no tiene ni correo electrónico, ni redes sociales, ni agente, ni una dirección real. Con malabarismos, consiguieron que Manyonga reapareciera para una videollamada, con el pelo crecido en lugar de su rapado de competición.

¿Qué había sido de él? Luvo resolvió todas las incógnitas. La muerte de su madre Joyce en 2020 había devuelto al saltador a lo más hondo, a las profundidades. “Tras perderla las cosas se vinieron abajo. No lloré a mi madre, todo muy a la ligera, y usé las drogas para reprimirlo, para no sentir dolor”, explica a la BBC Manyonga, que se crió en una humilde casa junto a su hermano y su hermana.

Espiral destructiva

Justo en ese momento Manyonga comenzó a entrar en la espiral destructiva de las drogas: “Fácilmente podría haber perdido la vida”, reconocía el atleta: “Hice todo tipo de cosas locas, de las que hacen los yonkis. Era un matón, perdido por la droga. Los niños se me acercaban por la calle y yo iba drogado. Me decían:’Luvo, ¿cuándo te veremos en la televisión? Ahí me di cuenta que había perdido el norte. Estos niños me ven, soy un campeón mundial convertido en drogadicto... un don nadie”.

Manyonga asegura que ya ha pasado página y que lo importante es “encontrar a Luvo”. “Acepto la sanción que me impusieron, fue una llamada de atención”, sigue el sudafricano que sueña con volver a los 33 años, una edad todavía apta para un saltador de su innmenso talento. De momento, trabaja con chavales jóvenes para intentar formarlos como atletas y evitar que caigan en el lado difícil de las, a veces, complicadas calles de Sudáfrica. “Quiero ser más un ser humano que un atleta”.

El sudafricano Manyonga, durante un salto en Birmingham.HANNAH MCKAYREUTERS

Se ha alejado de Ciudad del Cabo y de las grandes ciudades en las que el tik está a la orden del día. Manyonga, desgraciadamente, conoce todos los caminos de la vida. El que lleva al “infierno” de la droga y el que conduce a la excelencia deportiva. Es un superdotado del deporte, lo era desde categorías inferiores. Pero el éxito prematuro le condujo a lo más oscuro... Ahora lucha por salir a flote.

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