La marcha y Mohamed Katir dan lustre a España en Budapest

“Las estadísticas cada uno las puede interpretar para su beneficio, pero los números dicen que el campeonato ha sido muy bueno para España”, dice José Peiró, seleccionador nacional, en el habitual encuentro con la Prensa para hacer balance al finalizar los campeonatos. Cinco metales (cuatro platas y un oro), diez finalistas, terceros en el medallero, séptimos en el ranking de puntos por finalistas con 55... Los Mundiales con más medallas de la historia junto a Stuttgart 1993, Atenas 1997 y París 2002; el mejor puesto en regularidad sólo por detrás de Edmonton 2001. Como comparativa, en Eugene 2022 fueron dos medallas, ocho finalistas y 31 puntos.

“Evidentemente no pienso que seamos la tercera potencia del mundo en atletismo”, explica Peiró, que señala lo más importante: “El equipo tuvo un altísimo nivel de la competitividad. Creo que todos lo han hecho. No solo los medallistas”. La Plaza de los Héroes ha sido la clave de los números relevantes. Cuatro oros con los dobletes de María Pérez y Álvaro Martín en 20 y 35 km marcha. En la pista, Mohamed Katir mordió metal en la fantástica final de 5.000 en la que sólo Ingebrigtsen pudo superarle sobre la bocina. “¿Os imagináis lo que sería nuestros resultados sin la marcha? Quiero poner en valor esta especialidad. No creo que haya país más interesado que nosotros en salvarla, y se hace trabajando. Con World Athletics, con los demás miembros, con la Comisión de Atletas...”, dice Raúl Chapado, presidente de la RFEA.

Además, responde sobre la ausencia de Sebastian Coe, presidente de World Athletics, en todos los eventos de la marcha: “No soy yo quien tiene que justificar o no su presencia en ningún sitio. Tiene una agenda muy complicada, no debemos sacar las cosas de contexto”. Y apostilla: “A día de hoy nunca se ha planteado sacar la marcha de los Juegos. Es nuestra responsabilidad luchar por mantener nuestro patrimonio atlético y defender esa generación nueva de atletas que salen, entrenadores y federaciones”.

De los 58 atletas (51 opciones al contar los relevos como una) que trajo la Selección, el porcentaje de finalistas se acerca al 20%, el de medallas al 10%. “Es un atletismo extremadamente competitivo donde grandes potencias atléticas no consiguen medalla o casi debemos valorar las cosas que hacemos bien y las cosas que faltan. No va a ser fácil repetir pero tenemos potencial. Hay que pensar dónde estábamos hace seis o siete años y donde estamos ahora”, explica Chapado que destaca el mismo punto reseñable que Peiró: “No somos los primeros en el medallero ni en la tabla de puntos pero seguramente estaremos muy cerca del primer puesto en el nivel de competitividad comparando el nivel que tiene cada atleta. Estoy muy satisfecho”.

Optimismo del máximo dirigente del atletismo que no se olvida de las ausencias, que podían haber aumentado aún más el botín: “Me acuerdo de los que no están por lesiones o diferentes circunstancias no están aquí como Jordan Díaz, Ana Peleteiro, Asier Martínez, Laura García Caro, Sara Gallego, Orlando Ortega, Jorge Ureña... Y hay una generación de atletas que va a dar un salto para el futuro”.

Futuro más lejano, el inmediato tiene escrito París 2024. Peiró es rotundo: “La perspectiva que saco es que contando con la gente que estaba aquí y los que no, gente de mucho nivel, pinta muy bien para París. Cada vez más opciones en cuanto a calidad y cantidad. La obligación será facilitar la preparación de nuestros atletas todo lo que podamos para los Juegos”. ¿Y cómo será el criterio de selección? “Hablaré con mi equipo a partir del viernes. Habrá que tener en cuenta que unos Juegos son cada cuatro años y veremos hasta qué punto podemos suavizar un poco los criterios sin dejar la puerta abierta a cualquiera”.