ATLETISMO | MUNDIALES EN BUDAPEST

García Romo reta a su compañero de piso y al ogro noruego

El español corre la final de 1.500 con el norteamericano Nuguse y Jakob Ingebrigtsen como máximos favoritos. “Llego en mi mejor momento”, avisa Mario.

Budapest

“Quiero dedicar la final a Ángel y Carlos Basas (fisioterapeuta de la RFEA y su hijo, fallecidos en un accidente de coche en febrero en Nueva Zelanda). Tuve la suerte de compartir unos meses con Carlos y espero homenajearlos con la mejor actuación posible”, explica Mario García Romo (24 años). El salmantino de Villar de Gallimazo, un pueblo-aldea de 210 habitantes, pelea esta noche (21:15) por las medallas de 1.500 en los Mundiales de Budapest. Cuarto el pasado año en Oregón y bronce en los Europeos de Múnich, el mediofondista está instalado en la élite de una de las grandes pruebas de la historia del atletismo. Pero quiere más.

“Afronto la final con la firme intención de luchar por las medallas y por la victoria. Es el único objetivo, además quiero dejar el pabellón de España y de sus atletas de 1.500 lo más alto posible. Es una pena que Katir y Mechaal no vayan a estar porque son dos atletas impresionantes”, afirma. Y demuestra como siempre su humildad al apostillar: “No tengo envidia ninguna de que se hable más normalmente de Katir y Mechaal, son dos atletas top que han representando muy bien al atletismo español en los últimos años. Se lo merecen”.

JEWEL SAMADAFP

Uno de los mencionados, Mechaal, confía en él: “Es un chico que siempre pelea bien, puede aspirar a la medalla”. En esta ronda de las medallas, García Romo tendrá once adversarios, casi todos muy peligrosos... pero dos sobresalen del resto: Ingebrigtsen y Neguse. El ogro que lo quiere todo y un amigo muy importante para Mario, con el que comparte alojamiento en Boulder (Colorado), uno de los grandes centros de entrenamiento de fondo y mediofondo de EE UU: “Yared es un rival en la pista y un amigo fuera, calentaremos juntos. Vivimos en la misma casa en EE UU, somos amigos. El atletismo es nuestro trabajo y somos dos chavales que hablamos de todo menos de carreras. Aquí también aunque nos vayamos a enfrentar en una final de un Mundial”.

¿Y cómo ve la final? “Creo que será un poco más rápida que la semifinal. A veces las carreras lentas son más pesadas para las piernas que te dan peores sensaciones. Y luego suelen acabar en un esprint muy duro con cambios muy radicales de ritmo. Ingebrigtsen tiene un buen final y supongo que querrá guardar fuerzas para el 5.000 y no tirar desde el principio. Yo intentaré tomar las mejores decisiones, como siempre. En este campeonato he acertado hasta ahora”, asegura a AS. Su amigo-rival, Neguse, también comparte argumento: “No tengo una estrategia específica para las finales, solo correr más rápido, supongo. Quiero asegurarme de que estoy en la posición correcta para hacer lo que quiera en el momento que se decida todo”.

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Hijo de albañil y limpiadora, García Romo saca pecho siempre orgulloso del enorme esfuerzo de sus padres para que Jaime (su hermano) y él pudieran pelear por sus sueños. Esos que tenía de niño cuando iba al colegio con cuatro o cinco compañeros, algo que fue problema para desarrollar una cabeza privilegiada: sacó un diez de media y una nota rozando la máxima en selectividad para estudiar Biotecnología en Salamanca. De ahí voló a Ole Miss (prestigiosa universidad científica pública de Misisipi con más de 170 años de historia) para seguir su formación. Y hoy disputará su segunda final de 1.500 en un Mundial en apenas 13 meses. “Llego a este día en mi mejor momento”, avisa. Confíen, Mario es un tipo sincero.

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