España busca dar el salto con una bióloga
Irati Mitxelena, ante 34 rivales por 12 plazas para la final de longitud. Es baja Fátima Diame. También compiten Arce y Quijada (3.000 obstáculos), Coll (pértiga), y Guerrero, Marqués y Pérez (1.500).
Tokio ya es una realidad... y va a toda pastilla. Con la esperanza de España fijada en los 35 km marcha de la pasada madrugada y la aspiración del 4x400 mixto para entrar en la ronda definitiva de hoy (15:20 horas en la península) otros siete representantes saltan al tartán para buscar la final cinco de ellos y alcanzar una plaza en las semifinales en el caso de la terna de aguerridas luchadora del 1.500: Marta Pérez (serie 1), Esther Guerrero (serie 3) y Águeda Marqués (serie 4). Las tres se enfrentan a la primera eliminatoria (12:50) que dará paso para las semifinales a las seis primeras de cada una de las cuatro carreras.
Antes de su turno habrá sido el de Dani Arce (serie 3) y Alejandro Quijada (serie 1) en 3.000 obstáculos para pelear por uno de los quince billetes (cinco por serie) más codiciados para la pelea por los puestos de honor (lunes, 14:55)... especialmente si no has nacido en África, ya que 13 de los 36 participantes son del mencionado continente. Ambos tienen por delante un duro trabajo, como al que se enfrentará en la clasificación de longitud femenina uno de los casos más curiosos de los 55 atletas de España que finalmente participarán en Tokio.
Irati Mitxelena sueña con estar entre las doce saltadoras que mañana domingo (13:40) disputen la final. Un objetivo que tendrá que afrontar sola ante la baja de última hora por lesión de Fátima Diame. La valenciana de 28 años, enfermera de carrera, estudiante de criminología y doble bronce mundial indoor (Glasgow 2024 y Nankín 2025) ya había volado por encima de ese 6,75 que se pide (tiene 6,82 como récord de España) pero un problema de última hora le impedirá brincar; mientras la vasca de 27, cinturón negro de judo, llega con una mejor marca de 6,70, conseguida sobre la bocina para cumplir con los requisitos de la RFEA. Y lo consiguió sin faltar a su trabajo diario en el laboratorio.
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La discípula vespertina de Ramón Cid, entrenador también de María Vicente, está por las mañanas en el centro de investigación CIC bioGUNE de Miramón desde hace tres años, donde está haciendo un doctorado enfocado en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) porque además de brincar en los pasillos de longitud es licenciada en Neurobiología y Neurociencias por la Universidad de Cincinnati.
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