Despega un cohete segoviano
Águeda Marqués realiza un último 100 impresionante, para clasificarse para la final del 1.500. Marta Pérez bate el récord de España, pero cae eliminada.
Nunca dejar de creer. Eso es lo que hizo Águeda Marqués Muñoz (25 años), la primera deportista femenina nacida en Segovia que participa en la historia de los Juegos Olímpicos, en la semifinal del 1.500. Seis plazas únicamente daban billete para la final del sábado (20:25) y a falta de 100 metros parecía absolutamente imposible... pero lo consiguió. Encendió el cohete y fue sorteando rivales, al igual que hacía casi a su lado Esther Guerrero. Entraron en los cuadros prácticamente a la vez. Una pasaría, la otra no. 4:01.90 para Águeda; 4:01.94 para Esther. Fantásticas ambas, gloria para la pareja sentimental de Adrián Ben que estará entre las doce elegidas. Como la ganadora de su serie, la bicampeona olímpica de la distancia, la keniana Faith Kipyegon (3.58.64).
“Ahora mismo estoy en shock, he estado muy cerca de entrar en la final olímpica”, decía Guerrero. Cuatro centésimas por delante, el mensaje era completamente opuesto. “Estoy entre agotada, muy feliz, reventada, eufórica, tengo ganas de reír, de llorar... Venía con el objetivo de pasar la primera ronda y verme en la final olímpica, no me lo esperaba. Es el sueño cumplido de mi carrera deportiva y no me lo creo todavía”, decía emocionada Águeda.
En la otra semifinal la ganadora fue la etíope Diribe Welteji (3:55.10), pero destacó de una manera impresionante desde el punto de vista español Marta Pérez, que entró octava pero con 3:57.75. Destrozando el récord de España que tenía Natalia Rodríguez desde hace 19 años. 3:59.51 hizo en 2005 la mediofondista de Tarragona. Pese a semejante tiempazo y una carrera sencillamente espectacular, Marta no tuvo el premio de estar en la final. Cosas del atletismo. Nada menos que las diez primeras de esta serie corrieron más rápido que Kipyegon en la serie anterior.
“Esto no deja de ser un campeonato y quería estar en la final y no lo he conseguido, pero no puedo negar que estoy feliz. Es una marca por la que llevo luchando muchos años. Ni me he dado cuenta de que iba a ese ritmo. Iba concentrada en la carrera intentando entrar en esos seis puestos que daban billete para la final. He llegado contrariada, pero he visto el reloj y he pensado: ‘He corrido más que en mi vida y aún así hay siete mejores que yo’. Así que... habrá que ser mejor para poder entrar en la final olímpica cuando me toque (ríe)”.