La resurrección inesperada
En octubre de 2016, con los dos golpeados por las lesiones, Federer bromeaba con Nadal en la inauguración de su academia en Manacor: "Estamos para jugar partidos benéficos". El suizo había sufrido una lesión en su rodilla derecha ese curso. Pero en enero de 2017, estaban frente a frente en una de las finales más épicas del Open de Australia, que se adjudicó el de Basilea por 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3. Era 17º del mundo entonces. Lograba su 18º Grand Slam y después vendrían otros dos, el US Open esa misma temporada y Australia de nuevo la siguiente.