San Francisco 49ers

La última balada en los 49ers del triste Blaine Gabbert

El equipo de San Francisco se encamina a un cambio de quarterback, que no es justo ni útil, pero que se convierte en inevitable en estas circunstancias.

Thearon W. HendersonAFP

Blaine Gabbert jugó un partido horrible ayer contra los Arizona Cardinals. El quarterback de los San Francisco 49ers no encontró a sus receptores, no dirigió el partido al tempo de velocidad absurda que demanda su entrenador, lanzó dos intercepciones y fue cazado en siete sacks, alguno de los cuales han de ser imputados a su manera de moverse en el pocket.

¿Fue culpa de él? Pues no, la verdad. Es difícil ver receptores abiertos si no hay ninguno; está claro que cometió errores notables con el pase, tanto de precisión como de lectura, pero eso no es ninguna novedad en Gabbert; nada funciona como cree Chip Kelly que debe funcionar en la NFL, y menos con el personal que tiene, como para aplicar un tempo endemoniado; la primera de la interecepciones es un accidente; la línea ofensiva le dejó vendido gran parte del partido.

¿Importa eso? Pues, ciertamente, tampoco mucho, porque la gran verdad es que el triste Blaine Gabbert ha cantado su última balada como QB titular de los San Francisco 49ers y, con alta probabilidad, en la NFL.

Hay varias señales que lo indican. La primera es un Levi's Stadium de San Francisco desesperado, y con la gente abandonando el recinto por los vomitorios bastante antes de que el partido concluyese, cantando "We want Kap". La segunda es todo el periodismo que sigue al equipo preguntando si se producirá ya el relevo. Y la tercera, y mucho más importante, las palabras de Chip Kelly en rueda de prensa diciendo que se reevaluarán todos los puestos, que significa que Colin Kaepernick puede volver a ser el QB de los 49ers dentro de diez días.

Es así.

No es que vaya a suponer gran cambio. Los problemas de San Francisco son inmensos, aunque se pueden reducir a uno sólo: no tienen talento. Eso incluye a su pasador, sea Gabbert o sea Kaepernick. No podemos olvidar como fue mandado al banquillo Kap el año pasado, en medio de actuaciones lamentables.

Pero la broma de Gabbert como titular también ha durado demasiado. Además, para su desgracia, resulta que el mejor juego de su equipo se produjo cuando se coordinado con Carlos Hyde para ejecutar la option y salir corriendo con el balón ante una defensa de los Cardinals pillada a contrapié. Si ese, y sólo ese, es el recurso del que puede abusar (y en cantidades muy limitadas) el QB de San Francisco... ¿no es mejor poner a Kaepernick, más rápido y físico? La respuesta es obvia.

Nos dicen que en los entrenamientos aún está por delante Gabbert, y que a Kaepernick le falta masa muscular. Pero, de nuevo ¿acaso eso tiene gran relevancia ahora mismo? Este proyecto hace aguas por todas partes y no lo van a solucionar con un cambio de QB. Lo que ocurre es que se necesita una coartada, una cabeza de turco y lo cierto es que Gabbert no ha hecho absolutamente nada que evite que sea él el elegido para ser sacrificado.

La carrera de Gabbert en la NFL está siendo un desastre. Elegido en primera ronda por los Jacksonville Jaguars se convirtió en un fracaso casi instantáneo en ese equipo. Cuando su contrato rookie permitió que se librarán de él, en tres años, recaló en San Francisco como suplente claro. El mal juego de Kaepernick le llevó a la posición de titular y, de nuevo, demostró, está demostrando, que no tiene nivel para jugar en esta liga. Todas las señales apuntan a que tendrá que esperar a una tercera oportunidad para cambiar ese hecho. Y no es la NFL una liga que suela conceder esa tercera oportunidad.

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