AJEDREZ

El británico Michael Adams lidera la Final de Maestros

El británico superó al francés Maxime Vachier-Lagrave en la segunda ronda, en la que la prevista como volcánica partida entre Mamedyarov y Levon no pasó de mera refriega.

EFE

El británico Michael Adams lidera la Final de Maestros de ajedrez del Grand Slam tras superar hoy al francés Maxime Vachier-Lagrave en la segunda ronda, en la que la prevista como volcánica partida entre el azerbaiyano Shakhriyar Mamedyarov y el armenio Levon Aronian no pasó de mera refriega. Mano a mano de alto voltaje entre los números 1 de dos países, Azerbaiyán y Armenia, que tienen el ajedrez como deporte nacional y como telón de fondo el permanente conflicto del Cáucaso por razones étnicas y territoriales. Son de salida, y salvo sorpresa, los candidatos a 'rifarse' el triunfo en esta sexta versión de la Final de Maestros.

La esperada confrontación Mamedyarov-Aronian, valorada previamente como algo más que una partida de ajedrez, partió de una apertura blanca peón-dama seguida de una defensa negra Nimzoindia.

Hubo tensión en el centro del tablero con una especie de ajedrez-acordeón, ataque y repliegue. Pronto ambos reyes acusaron debilidad. No ardió el tablero ni fue una partida artística, menos para el recuerdo.

Los dos hicieron los 22 primeros movimientos como en 2011 los hicieron Socko y Macieja en un encuentro de la potente liga de Alemania. Estos polacos fichados por clubes alemanes hicieron tablas como hoy Mamedyarov y Aronian en 27 y sólo 55 minutos.

Según los archivos históricos, un resultado habitual ya que se producen en el 95 por ciento de los casos cuando se juega con este planteamiento.

En definitiva, de las 10 partidas jugadas entre sí desde 2008, Aronian ganó dos y el azerbaiyano una, en el campeonato europeo de Ohrid (Macedonia). Hubo empate en siete ocasiones.

El duelo entre Adams y Vachier-Lagrave fue un choque generacional y de estilos contrapuestos. El inglés de Cornualles, al borde de los 42 años con un historial que, entre otras excelencias, atesora su participación en doce ediciones de la Olimpiada de Ajedrez, se midió a uno de los más lúcidos jóvenes talentos de la actualidad.

El de Mickey Adams -marido de la actriz británica Tara MacGowran- fue un juego lento, muy meditado, envolvente, cuyo propósito fue algo así como 'pasar de puntillas por el tablero' para luego cerrar una trampa. Así ganó este año el clásico torneo de Dortmund (Alemania), y así intentó y consiguió en parte vencer al francés en Bilbao.

Tras la apertura de Adams, su adversario planteó una variante 3.g3 de la defensa siciliana. El inglés jugó cómodo y, como es habitual, sin fantasías, en el ámbito de lo puramente ortodoxo, fabricando pequeñas ventajas que recordaron cierto estilo de Anatoli Karpov.

Vachier-Lagrave dio vida a sus piezas, llevándolas de aquí para allí, para obstaculizar el desarrollo de las blancas, aunque sin dar profundidad al ataque, tan de su gusto. Las apreturas de tiempo del francés le llevaron 'a la tumba' porque no pudo completar las 40 jugadas en el tiempo estipulado.

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