JUEGOS MUNDIALES DE TRASPLANTES

Los 'Abidales' españoles, oro en el mensaje de la donación

Catorce españoles, ‘los otros Abidales’, participaron en los Mundiales de Trasplante en Sudáfrica y se trajeron diecinueve medallas.

DANIEL SASTRE

Los Juegos Mundiales de Trasplante 2013 llegaron a su fin. Durban (Sudáfrica) acogió la XIX edición, en la que participaron 14 deportistas españoles. Se trajeron un total de 22 medallas y 19 diplomas, pero sobre todo volvieron con la alegría y la felicidad que supone volver a encontrarse bien realizando algo tan cotidiano como es practicar cualquier deporte. AS ya contó la historia de superación de varios de ellos y cómo afrontaban la competición. Recién aterrizados en Barajas contaron su experiencia en los Juegos Mundiales.

Francisco Sanz, de 25 años, es el más joven del grupo y uno de los debutantes. Dos oros en ciclismo contrarreloj cinco kilómetros y en ruta 20 km; una plata en la mini maratón 5.000 metros por equipos y un bronce en la mini-maratón en solitario, ha sido el botín que ha cosechado. “Mi objetivo era el triatlón que es donde he conseguido el oro pero esperaba encontrar un poco más de nivel él, como lo había en la prueba de los 5.000, que es la que más me ha costado”. Sanz piensa repetir la experiencia dentro de dos años en Mar del Plata (Argentina), aunque primero se preparará para participar el próximo año en un Ironman.

Otra principiante es Marta Ansó, licenciada en derecho y actual estudiante de medicina además una de las pocas chicas de la representación española. Para esta zaragozana, de 33 años, lo más importante era competir “porque lo principal de todo esto es fomentar las donaciones y los trasplantes”. Este es uno de los motivos por el que ella, incluso estando lesionada de la muñeca y pierna izquierda, ha participado, así como para que “la gente que está esperando sepa que se puede estar bien, se puede salir de ello y con una vida más o menos normalizada, incluso volver a tu vida anterior”. Una plata en 200 metros libres y un bronce en 100 metros braza son las pruebas en las que ha conseguido colgarse medallas.

Blai Signes se encuentra entre los que tiene la experiencia intermedia: este ha sido su tercer mundial. Signes fue trasplantado de médula ósea y el ciclismo fue una de las cosas que lo ayudó a salir hacia adelante. “Durante la enfermedad estaba completamente anémico y cogía la bici y me hacía tres o cuatro kilómetros y era como decirle a la enfermedad: aquí estoy yo, no vas a poder conmigo. Estoy más orgulloso de esos kilómetros que los que me hago ahora porque ahora tengo fuerzas pero antes no las tenía”. Este ingeniero informático y doctor afirma haberse metido en medicina tras detectarle la enfermedad y anima a la gente que sufre su enfermedad a que luche. “Mi gran sueño es atender a las personas que están como yo lo estaba. No hay ninguna diferencia entre nosotros y los que están ahora enfermos. Si nosotros estamos aquí, disfrutando de la vida, del deporte y de todas estas vivencias, ¿por qué no ellos?”.

Por su parte, Martín Carrasco y Juan José Pérez son dos de los veteranos. Sumadas las participaciones mundiales de ambos dan un total de 16. Martín asegura que “la experiencia ha sido una maravilla porque estos Juegos no son sólo deportivos, sino también sociales” y que siempre que se lo pueda permitir, va a seguir asistiendo, aunque Juanjo reconoce que “cada vez es más duro porque cada año vienen mejores jugadores y gente nueva”.

Precisamente gente nueva es lo que busca este grupo, que personas que han pasado por situaciones similares a la suya se animen a participar en estos campeonatos. Sin embargo, en España no se le da la repercusión mediática de otros países y el gobierno no apoya económicamente esta iniciativa. Para que estos Juegos sean más conocidos aquí, Málaga se ha presentado como candidata a sede para 2017. El año que viene se conocerá la decisión final tras la visita de tres comisarios en mayo a la ciudad andaluza. Mientras tanto, estos campeones seguirán participando en Europeos, otros mundiales o cualquier competición que se les tercie, porque si de lo que algo presumen no son de metales, sino de fuerza y coraje para conseguir todo lo que se propongan.

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