Boxeo | Javier Castillejo

"Aún no me creo lo del Mundial con Wright"

El madrileño Javier Castillejo, vigente campeón interino del peso superwelter versión Consejo Mundial de Boxeo, pelea mañana en La Cubierta de Leganés en el que será su último combate antes de la disputa del título mundial en Las Vegas, probablemente el próximo julio, ante el vigente campeón, el estadounidense Winky Wright.

JESÚS RUBIO

Parece que su manager, Ricardo Sánchez Atocha, le acaba de dar una buena noticia y que peleará pronto en Las Vegas por el título mundial. ¿Estará contento, supongo?

Uf, después de todo lo que he pasado y del tiempo que llevo esperando esa pelea, aún no me creo que tenga el sí de Wright. Hasta que no vea el contrato con la firma no me lo creeré.

Con tanta espera lo único que está logrando el Consejo Mundial de Boxeo es que usted a este paso no se retire nunca. ¿Porque usted no va a parar hasta que no vuelva a Las Vegas?

No voy a parar, eso lo tengo muy claro. Quiero cruzar el charco para traerme algo grande de allí. Para eso he esperado tanto y reconozco que a veces en la espera uno se pone un poco nervioso.

¿Se puso nervioso cuando Vargas adujo una lesión en la espalda para no disputar el título con usted el pasado mes de febrero?

Reconozco que entonces tuve un bajón. Me sentó muy mal. Yo ya había firmado el contrato y lo mandamos a Estados Unidos. Tardaban demasiado en devolvérnoslo firmado. Estaba un poco mosca. Luego nos enteramos de que lo tenían pensado desde antes. Por eso nunca terminaba de llegar.

¿Siente que le están fastidiando?

El boxeo, y más en Estados Unidos, se mueve por intereses de todo tipo, principalmente los económicos. Ellos quieren combates grandes, que muevan dinero. Y entonces llego yo y empiezo a joder la marrana. Por eso, después de perder con De la Hoya me pusieron a aquel ruso, Karmazin, para que acabara conmigo. Y le gané. Con eso no contaban los americanos.

¿Y después de ganar al ruso, Óscar de la Hoya le rehuyó?

Entonces De la Hoya se inventó un combate con Mosley, que subió al peso superwelter...

Y eso le olió mal...

Eso huele a negocio, negocio americano de muchos dólares.

Y después de tantas faenas, usted insiste en volver a Las Vegas. ¿Puede explicarnos qué tiene de diferente Las Vegas?

Allí te hacen sentirte como un héroe. Después de perder con De la Hoya, allí me respetaban, me conocían, me daban la mano, me pedían autógrafos... Se nota que en Estados Unidos respetan a los boxeadores. Y eso que perdí.

Y desde entonces han pasado casi tres años...

Llevo 19 años boxeando y tengo ya 36 y me he pasado la vida entera esperando. Ya estoy acostumbrado. Pero en todo este tiempo he aprendido a saber esperar. Esa es la clave del éxito. Se puede decir que en esto tampoco me gana nadie. Soy el rey de la paciencia. Desde mi primer título mundial perdido, en 1993, cualquiera se hubiera retirado. Yo no.

¿Qué le hizo seguir entonces?

A mí me gusta mucho el boxeo, para qué negarlo. Pero además sentía que iba a llegar a ser campeón del mundo, como lo fui.

¿De las 61 peleas que lleva disputadas, de cuál guarda mejor recuerdo?

¡Uf! Quizás cuando gané el título de campeón de España del peso superwelter, en 1990, porque era una pelea entre el hombre, Alfonso Redondo, y el niño, yo. También guardo un buen recuerdo del Campeonato de Europa que disputé en Dijon, Francia. Entonces nadie daba un duro por mí y salí vencedor. Bueno, en realidad, casi nunca han dado un duro por mí.

¿Y su primer título mundial?

Fue algo increíble. Por muchos motivos. Porque yo logré proclamarme campeón del mundo y hacía 25 años que ningún español lo conseguía. Además viene a España un americano, negro, campeón del mundo (Mullings en 1999) a pelear conmigo y llego yo y me salgo del mapa.

¿En todo el tiempo que lleva usted metido en esto ha cambiado mucho el boxeo?

Desde luego. Cambia la gente, cambian las generaciones. Cambia todo... menos yo, que sigo aquí. Hasta yo mismo me sorprendo.

Y sigue aquí, y sin ir más lejos pelea mañana en La Cubierta de Leganés.

Yo soy un luchador nato y además sé que aún tengo muchas cosas que demostrar. No veo que me pise nadie los talones.

¿Qué busca en esta pelea ante el nicaragüense Genaro Ríos en la que no se juega nada?

Esta pelea la necesitaba porque no puedes estar parado hasta que llegue el gran combate. Necesito subirme al ring, hacer asaltos, expresar mi arte y sentir el calor del público. Y eso de que no me juego nada... Para mí todas las peleas son serias. En el momento en que me subo al ring y estoy delante de otro hombre... No te puedes fiar de nadie y yo hace tiempo que dejé de fiarme, hasta de mi padre.

Hemos hablado de su pasado, de su presente, de la pelea del viernes. ¿Y su futuro? ¿Qué le dice el nombre de su próximo rival, en Las Vegas?

¿Quién, Wright (lo dice con muchas erres)? Pues que es raro, raro, raro.

No será para tanto. ¿Dígame cómo es de raro?

Es un zurdo, raro. Pero lo bueno que tiene es que es muy estático. Wright se mueve menos que un kiosko. Mullings (el rival ante el que ganó por vez primera el Mundial) también se movía poco. Recuerdo que tenía unas piernas que parecían las de un elefante. Era fuerte, pero en los desplazamientos era muy tosco. Quería guerra y yo se la di porque yo tenía más piernas que él. Y así le gané, por mis piernas. Porque hay gente que no sabe que un combate de boxeo también se gana con las piernas.

Wright será raro, pero es poseedor de tres cinturones mundiales del peso -Federación Internacional de Boxeo, Consejo Mundial de Boxeo y Asociación Mundial de Boxeo - y si le gana, se llevará de un plumazo tres mundiales. ¿Se imagina?

Uy, ¡qué rico! Me gustaría volver de Las Vegas con la triple corona, los tres cinturones mundiales. Me imagino llegando al aeropuerto de Barajas con los tres cinturones y lanzándolos a la gente. Sería además el único español de la historia que logra proclamarse campeón del mundo de los tres principales consejos. Demasiado.

Pero llegar hasta aquí le ha costado mucho. Muchas horas, días, meses, años, de entrenamiento. ¿Usted no para nunca?

Pues no. Lo más que he llegado a estar parado es una semana. En Semana Santa he estado sin entrenarme dos días. Pero es que mi cuerpo necesita el boxeo.

Usted entrena mucho: mañana y tarde, corre casi como un maratoniano, hace series... ¿Nunca ha pensado qué hubiera sido de usted si todo este esfuerzo lo hubiera invertido, por ejemplo, en ser futbolista?

Yo ya jugué al fútbol, en el Parla, cuando estaba en Segunda División B. Era medio interior. Pero me gustó más el boxeo.

¿Es de algún equipo?

Del Atleti... y de Gil. Póngalo, que se sepa.

¿En qué se diferencia el Castillejo que fue a Las Vegas en 2001 del que se irá en 2004?

Entonces cometí errores, como el estar tres meses solo en el rancho de Nevada. No sé qué hacía allí solo. Fue un error y lo pagué, pero ese error ya no lo voy a cometer. Llegué animado a Estados Unidos, pero los ánimos se iban bajando conforme pasaban los días en altura.

¿Y ahora está muy animado según se desprende del tipo de música (el grupo flamenco Maita Vendecá) que se pone para entrenar?

El flamenco es lo mejor. En flamenco Camarón, que es el Alí de esto, y Maita Vendecá. El boxeo, los toros, el flamenco y el Atleti son lo más.

¿Y después de Las Vegas, qué?

Si gano, habrá que hacer alguna defensa después. Pero, aunque parezca mentira, lo que me haría ilusión sería disputar después el Campeonato de España del peso medio y el de Europa.

¿Será una broma?

No. Es un capricho, ser campeón de los tres pesos: welter, superwelter y medio. Entonces me podré ir del boxeo satisfecho.

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