Líder del mediocampo y gran lanzador de faltas

Líbero Parri Romero, que nació un 18 de enero de 1982, procede de una familia que lleva el fútbol en las venas. Su padre quiso convertirse en jugador profesional pero en los tiempos que vivió se vio obligado a dejar el balón y asegurar el futuro de su familia dedicando su vida a ser electricista.

Quien sí pudo sacar provecho en el mundo del fútbol fue Sócrates, uno de los hermanos de Parri, quien consiguió dedicarse a esto del balompié y militó, entre otros, en equipos como el Valencia y aquel famoso Albacete que rompió registros de la mano de Benito Floro y llegó a ser conocido como el Queso Mecánico.

Sócrates recuerda con cariño el marcaje que tuvo que hacerle a Diego Armando Maradona en un partido que jugó su equipo en el Ramón Sánchez Pizjuán: "No sé de qué iba rociado, pero olía muy mal", explicó el bueno de Sócrates sobre el genial futbolista argentino. Otro de los hermanos del actual futbolista del Albacete, Mario, ejerce las funciones de representante.

Parri fue un gran jugador en categoría juvenil que rescató para el Valencia Pedro Cortés, un hombre al que el centrocampista del club manchego está profundamente agradecido. Y es lógico, ya que fue el entonces dirigente valencianista el que consiguió cerrar su renovación cuando estaba a punto de marcharse al Ajax.

Trotamundos. Con Héctor Cúper en el banquillo del Valencia, Parri disfrutó de dos momentos de gloria: llegó a jugar en Champions League y debutó en Primera División. Después comenzó un ciclo de idas y venidas que han hecho de él un auténtico trotamundos del fútbol con tan sólo 21 años. Parri ha estado cedido en el Elche, el Villarreal (con el que consiguió el ascenso a la Liga de los Ases) y el Numancia, club en el que vivió el peor año de su carrera profesional. Además, ha jugado en todas las categorías inferiores de la Selección. De hecho, el pasado miércoles fue titular en el decisivo España-Suecia Sub-21.

En la pasada campaña, Parri se convirtió en una pieza clave en el ascenso del Albacete. Ferrando confía profundamente en su juego y ha hecho de él el verdadero líder del conjunto manchego. De ahí que en el último verano hiciese todo lo posible para que el centrocampista regresase cedido al Carlos Belmonte. Es un gran jugador, especialmente peligroso a balón parado, y ha recibido los apodos de Parricida y Parri Potter. ¿Se estarán tirando de los pelos en el seno del Valencia?