¡Bravo, Héctor!

El gol en el minuto 4 de Tristán (gol de listo) hacía presagiar una goleada en Riazor y hubo razones y ocasiones para que el marcador mostrara algún tanto más de los deportivistas, pero hay que decir con justicia que los suizos nos hicieron sufrir más de la cuenta. Dos lanzamientos de Giménez y uno envenenado de Hakan Yakin (el que ya nos disgustó en Suiza) nos helaron la sangre y dábamos por bueno el resultado final.

El otro partido, el de Italia, era tan importante como el de Riazor. El Manchester (ayer amigo Manchester y más amabilidad que esperamos del último partido de esta segunda fase) cumplió con los gallegos y les aclara las cuentas. Cuatro puntos como el equipo de Lippi. Lo peor de esta derrota de la Juventus es que saldrá a morir la próxima jornada cuando el Depor les rinda visita. Pero los antecedentes italianos de los hombres de Irureta invitan al ánimo. Me viene a la memoria el partido en Milán, otro en Delle Alpi... Siempre con la soga al cuello, pero al final salvando la cabeza.

Por supuesto que la alineación de ayer era más atractiva y atrevida que la de la pasada semana. Makaay, Tristán, Fran (bienvenido) y después Valerón y Luque. Demasiado arsenal para los suizos. La respuesta fue la prevista: ambición goleadora. Y Héctor se merece ya un reconocimiento público. Por su banda no creció ayer la hierba. Se hizo más kilómetros que el Alsa y de su centro (salvador como también lo fue en Old Trafford y en Múnich) nació ayer el gol de la victoria. Rinde y calla. Cualidades de un buen futbolista y un mejor compañero. Pues eso, el centro de Héctor y el gol de Diego multiplican los sueños deportivistas.

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