Lágrimas convertidas en risas

El Calderón vivirá el domingo su primera gran fiesta de la temporada 2001-02. Todo hace indicar que el estadio se llenará y la afición volverá, una vez más, a llevar en volandas a su equipo. El Oviedo, recién descendido, es uno de los mejores conjuntos de la categoría, lo que le da al encuentro la aureola de gran partido. Llevan razón los jugadores del Atlético cuando dicen que en juego hay los mismos tres puntos que en los partidos anteriores ante Nàstic o Polideportivo Ejido, pero no es igual que estos partidos.

Poco deben importar los últimos precedentes ante el Oviedo, aunque algunos jugadores del Atlético (Aguilera, Toni y Luque) seguro que no han olvidado el encuentro que supuso el descenso rojiblanco a Segunda. Ellos fueron protagonistas directos de un partido que supuso el fin de una época en el Atlético. Ni los aficionados ni los periodistas podrán olvidar tampoco el silencio sepulcral en el estadio nada más acabar el partido. Ni lo vivido en los vestuarios del Tartiere.

Muchos lloraron. Esos lloros deben convertirse el domingo en momentos de alborozo y apoyo al conjunto madrileño. Los aficionados del Atlético han vuelto a encontrar la sonrisa con el equipo de Luis Aragonés, sentado de nuevo en el banquillo. Luis admitió en aquél partido que sólo podía pensar en el Oviedo, lo mismo que ahora únicamente piensa en rojiblanco. El Atlético quiere dejar claro que es el mejor equipo de Segunda.

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