REMO PARALÍMPICO | JAVIER GARCÍA

Un milagro navideño a París: “Estuve crítico, sólo me veía en una cama reventado”

Tras un accidente que le dejó en silla de ruedas, Javier García es opción de medalla en los Juegos Paralímpicos. Habla con AS tras lograr la plaza.

Javier García recuerda de forma muy clara la fecha, “un 18 de diciembre, a pocos días de Navidad”, pero su memoria ha borrado el resto. “Tuve un accidente de tráfico con la moto, contra un tráiler, pero no sé muy bien qué pasó, porque no tengo ningún tipo de consciencia. Es como si tiraran del cable de la tele. No me acuerdo de nada. Es espectacular la forma en la que el cuerpo, cuando sufres un shock tan grande, te borra todo ese daño”, recuerda en conversación con AS. El accidente le provocó una grave lesión medular y de cadera. “Por lo que me han contado, estuve muy, muy crítico”, cuenta. Le dejó en silla de ruedas. Tenía 23 años y, en su cabeza, sólo se veía “en una cama reventado”. El pasado sábado, sin embargo, con 27, en los Europeos de remo, en Szeged (Hungría), se clasificó para los Juegos Paralímpicos de París.

Todavía está asimilando lo sucedido, aunque el tiempo no permite parones. “Si te soy sincero, he hecho una mierda”, cuenta, entre risas, después de su primer entrenamiento tras la competición. “Te centras tanto en el día que, después, te cuesta ir a cualquier ritmo, moverte... todo. A nivel emocional, llevo una carga brutal estos días”, desgrana un Javi que empezó en el remo con 12 años. Después de probar el fútbol o la natación, se decantó por un deporte que, “con 15 o 16″, le enamoró por completo. “No era de los que destacaba, pero vi que esto era lo mío. Estaba rodeado por un grupo de amigos, que son los que aguanto hasta hoy, y disfrutaba mucho. No estaba en la Selección ni nada. Era un remero del montón que pasaba desapercibido, pero me gustaba mucho y era mi rutina diaria”, recuerda.

Javier García, en acción durante la regata que le clasificó para los Juegos de París.

Todo cambió ese 18 de diciembre. “La pierna derecha se me subió para arriba, rompiéndose primero en el sacro, en la unión, donde ahora tengo una chapa. La explosión me cortó una arteria, la vejiga, la pared abdominal... Tengo una lesión medular que me afecta a la pierna derecha entera, junto a los dos glúteos y un poquito de lumbar. También tengo un traumatismo y una malformación del copón en la cadera”, detalla García. “La sangre me estaba oprimiendo los pulmones y no me dejaba respirar”, completa. En Nochebuena, tras seis días de mucha tensión, le pudieron operar. “Me intervinieron con todo el hospital tranquilo. Consiguieron estabilizarme un poquito más. Al haberme salvado la vida, ya no había prisa en la recuperación”, se extiende.

A por un metal único

Tras una depresión y pensar que el remo había desaparecido de su vida para siempre, Javier no tardó mucho en volver al agua. En 2020, en plena pandemia, empezó a entrenar y, poco después, a competir en remo adaptado. En 2022, se dio cuenta de que tenía opciones de llegar a unos Juegos. En el proceso, fueron claves su entrenador, Ramón Ferrer, y todo lo que vivió en el Hospital de La Fe (Valencia). “Tenía que pasar por delante de la rehabilitación de los niños. Me cambió la mente. Iba en silla de ruedas, pero veía casos muy graves. Niños que, a lo mejor, no iban a vivir un primer amor o salir con los amigos, cosas que yo había vivido. Ahí hice un click”, explica sobre un momento en el que la FESA (Federación de Deportes Adaptados de la Comunidad Valenciana) también fue clave. “Nos introducían a muchos deportes y vi que la gente en silla también tenía vida”, detalla.

Ahora, persigue una medalla inédita para España. En Tokio, Javier Reja la rozó, pero el remo adaptado nacional aún está huérfano de éxitos paralímpicos. García, que compite en la categoría PR1 (afectación grave) de skiff, se ve con opciones de todo. “He mejorado en calidad y he entrenado como el que más. Los de arriba tienen más experiencia que yo, pero llevo metiendo la pala en el agua desde los 12 años. El remo es mío. Si alguien tiene que ganar una medalla en España en remo paralímpico, tengo que ser yo. No tengo nada que perder y voy a por todas”, no duda en afirmar. En París, además, se encontrará un campo de regatas con muchas olas y viento, algo que considera favorable. Algo que, en realidad, lleva mucho tiempo haciendo: remar a contracorriente.

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