Siete estrellas madrileñas hacia París
Varios deportistas de la Comunidad aspiran a contribuir al medallero español en los próximos Juegos Olímpicos de 2024.
La cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de París se intensifica. Apenas mes y medio resta para el inicio de la cita en la capital francesa, y España ya tiene a 316 deportistas clasificados, más los que apuran los días para certificar su plaza olímpica. Las expectativas de la delegación nacional son más que optimistas, con el reto de batir el récord de medallas de Barcelona 1992. Para conseguirlo, será fundamental el buen hacer de los deportistas madrileños, que, a la espera de saber las convocatorias de los distintos equipos, puede superar la treintena. El éxito madrileño ya fue notorio en Tokio 2020, con logros como el de Adriana Cerezo, Ray Zapata, Alberto Fernández o el waterpolo femenino (con Miki Oca y Pili Peña entre sus representantes). De entre todos los deportistas madrileños, son varios los que aterrizarán en París con serias opciones de acabar mordiendo metal. Algunos en busca de repetir hazaña, como es el caso de Adriana, Alberto o Miki, mientras que otros, como Hugo González o María Corbera, se presentarán en la cita francesa yendo a por todas. Este es un repaso a alguno de ellos, las siete estrellas madrileñas para los Juegos.
Hugo González (natación)
Aunque nacido en Mallorca, desde muy pequeño Hugo González se crio en Rivas, donde sigue residiendo su familia, a la que visita a la vuelta de cada larga concentración en Estados Unidos o después de cualquier competición. Es la principal baza de la natación española en los Juegos, avalado por los enormes éxitos que cosechó en febrero en los Mundiales de Doha, cuando se colgó una plata en los 100 espalda, a tan sólo dos centésimas de su compañero de entrenamientos Hunter Armstrong, y tres días después se erigió en campeón del mundo en los 200 espalda, prueba en la que en París añadirá entre sus competidores a Hubert Kos y Ryan Murphy, quienes no estuvieron en Qatar. Además, tiene la mínima en los 200 estilos, distancia de la que fue campeón de Europa en Budapest 2021.
Adriana Cerezo (taekwondo)
En Tokio, deslumbró con su sonrisa y una plata que muchos no esperaban. Ahora, en París, buscará subir el último escalón. Adriana Cerezo, tras otro ciclo brillante, llegará a los Juegos como una de las grandes favoritas en su categoría (-49 kg). Tiene muchos argumentos para apuntar a lo más alto. Desde Tokio, se ha colgado cuatro medallas europeas (tres oros) y un bronce mundial. Además, liderará al taekwondo madrileño, que está de moda. Adrián Vicente (-58 kg) también aparece en muchas quinielas de podio. Se lo ha ganado: el año pasado, se colgó nueve medallas internacionales. Junto a ellos, también estarán, y con motivos para soñar, Javier Pérez Polo (-68 kg) y Cecilia Castro (-67 kg).
Ana Carvajal (saltos)
Con seis añitos empezó en su casa, Villanueva de la Cañada, a saltar. Y justo una década después, en los Mundiales de Fukuoka de 2023, obtuvo a los 16 su clasificación para los Juegos. Un hito inesperado, porque el plan del área de saltos de la RFEN pasaba por proyectarla hacia Los Ángeles 2028. Pero compitió sin presión en la plataforma de diez metros y se metió en la final, que daba la plaza olímpica, e incluso por momentos llegó a estar en puestos de podio. Acabó octava. Ha compaginado este año de preparación con Segundo de Bachillerato y la EBAU, y con una inoportuna lesión en una mano. Ha desarrollado el último salto, que le faltó en Fukuoka, pero no lo suficiente como para optar a medallas en París. Al fin y al cabo, tiene 17 años y un gran futuro por delante.
Fran Garrigós (judo)
Sólo le queda una medalla para completar la triple corona. En París, la perseguirá con muchas garantías. Fran Garrigós, tres veces campeón de Europa y oro mundial, está en plena madurez deportiva. Su ciclo, muy duro, le ha reforzado a todos los niveles. Después de Tokio, donde cayó en primera ronda, se planteó dejar el judo. Tras un breve parón, volvió con más fuerza. En cuanto a representación madrileña, no estará solo. Laura Martínez, bronce europeo (-48 kg), también será una opción muy seria. Como Nikoloz Sherazadishvili (-100 kg), dos veces campeón del mundo, y Tristani Mosakhlishvili (-90 kg), bronce mundial este año, ambos de origen georgiano, pero dos vecinos más de Brunete desde hace mucho.
Lucía Martín-Portugués (esgrima)
Desde Pekín 2008, con la también madrileña Araceli Navarro, la esgrima española no tenía una representante femenina. Lucía Martín-Portugués, en marzo, cuando certificó su plaza, rompió la mala racha. A sus 33 años, la sablista ha vivido las mejores temporadas de su trayectoria deportiva. En este ciclo olímpico, se ha colgado siete medallas internacionales, todas las de su palmarés. Actualmente, es quinta en el ranking mundial y se ve capaz de todo. “Quiero ser el primer oro olímpico de la esgrima española”, dijo en AS. Compartirá misión con Carlos Llavador. El madrileño, que era el mejor floretista no clasificado, recibió una invitación para repetir participación olímpica, pues ya estuvo en Tokio.
María Corbera (piragüismo)
La madrileña se quedó a las puertas de Tokio después de que se las cerrase Antía Jácome en el selectivo previo. Ahora, cosas del destino, será con la propia gallega con quien debutará en unos Juegos Olímpicos a los 32 años. Corbera y Jácome pasaron de ser rivales a luchar juntas en el C2 500 por la plaza en el selectivo para París 2024. La consiguieron unidas, porque se la debían. Al igual que ambas también lo hicieron en el C1 200. La subcampeona mundial en ambas pruebas, que entrena normalmente en Aranjuez y que ya intentó clasificarse para Río, se estrenará en unos Juegos no con una, sino con dos grandes oportunidades de medalla. Todo tras un camino en el que transformó el ‘casi’ abandono por el “todo pasa por algo” que lleva grabado en la piel.
Alberto Fernández (tiro)
No todo ha ido viento en popa para el vigente campeón olímpico de tiro junto con Fátima Gálvez. El camino hasta la plaza olímpica pasó por un 2023 complicado: migrañas, una piedra en el riñón y problemas personales. “No es excusa”, se decía a sí mismo el ocho veces campeón de España, que tenía que pelear para estar en sus quintos Juegos a los 40 años. Con París en la mirilla de su escopeta, consiguió el billete olímpico in extremis en Lonato (Italia), donde además se hizo con su tercer oro continental y refrendó que el talento, y las opciones en París, está ahí. Un oro que no es más que un indicio bastante fiable para augurarle al getafense otra presea en los Juegos más próximos. Y quizá también en Los Ángeles, donde el tirador pone su siguiente diana.
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