Récord mundial de 400 vallas de la extraterrestre McLaughlin
La estadounidense rebaja su propia plusmarca en 28 centésimas para dejar el techo la prueba y lo deja en 50.37. Se habría quedado a 0.20 de entrar en la final... sin obstáculos.
“Estamos convencidos de que Sydney puede estar muy cerca de bajar de 50 segundos. La final de 400 vallas puede ser apoteósica”, asegura un miembro de la delegación estadounidense a AS. La extraterrestre de Nueva Jersey (25 años) el rayo verde del atletismo, ese fenómeno óptico sobrenatural que solo se puede ver durante un instante. Pero que merece la pena esperar el tiempo que sea necesario para presenciarlo. Oro olímpico en Tokio 2020, campeona mundial en 2022, oro olímpico en París 2024. Con récord del mundo. 50.37. 0.28 por debajo de su propia plusmarca planetaria.
Impresionante. Con una superioridad casi insultante La velocista femenina más rápida que jamás ha recorrido la vuelta completa al estadio con obstáculos. Primera mujer en bajar de 52 segundos, de 51, de acercarse al 50. Los bien informados asistentes de EE UU estuvieron cerca de tener razón. Para poner todavía más en valor ese registro decir que se habría quedado a 0.20 de ser finalista en París 2024 en 400 metros... sin vallas.
Frente a ella estaba el prodigio neerlandés, Femke Bol (24 años). Capaz de cambiar una medalla de chocolate en el 4x400 por un oro tras una remontada salvaje con Saint Denis puesto en pie. Eso sí, sin McLaughlin en la pista. Entre ambas, 16 de las 18 mejores marcas de la historia. Únicas mujeres sub-51. Con un Stade de France mucho más naranja que de costumbre (Femke es un fenómeno en su país y miles de neerlandeses estaban en la grada), Bol intentó seguir el ritmo de Sydney y por primera vez se le vio pinchar. Colapsó y perdió la plata a manos de la norteamericana Cockrell (51.87) pero es que Sydney es de otro planeta. Bronce con 52.15.
Sólo se han enfrentado tres veces: los Juegos de Tokio, los Mundiales de Eugene, y los Juegos de París. 3-0 en el casillero para la norteamericana. Su duelo es una rareza pese a ser las mejores de todos los tiempos, las únicas sub-51. “Es inspirador ver cómo corre y lo alto que ha puesto el listón. Te dices a ti misma que tal vez tú también puedas hacerlo. Definitivamente, me empuja a ser mejor y a soñar en grande”, dice Bol con admiración sobre su adversaria.
DEPORTISTA PECULIAR Y AMANTE DE LAS GOLOSINAS
McLaughlin es un talento precoz que con 16 años ya estuvo en Río 2016 tras destrozar el récord mundial júnior (54.15) tras elegir el atletismo en una dura pugna con el fútbol, el baloncesto y la danza. Su admiración por Sanya Richards-Ross (bronce en los 400 de Pekín 2008) le hizo decidir. “Recuerdo que me volví hacia mi madre y le dije: ‘Quiero hacer eso”, cuenta. Católica practicante y confesa afirma que la fe ha sido el camino para manejar el miedo y los problemas de salud mental. Aceptar su identidad y lidiar con el perfeccionismo, la ansiedad y el síndrome del impostor que le persigue. Además, la religión también fue determinante para conocer a su marido Andre Levrone Jr, el exjugador de la NFL, ya que tras responder a sus mensajes por Instagram sus primeras citas consistieron en repasar y comentar juntos pasajes de la Biblia. Influencer de productos cosméticos forma parte de la lista de la revista Time como una de las cien mujeres más influyentes del planeta. Y sólo tiene una debilidad reconocida, las gominolas. Antes de cada carrera devora docenas de ositos y caramelos de goma masticables con sabor a frutas; son su gasolina.