PARÍS 2024

Los expulsados de París

Los ciudadanos sin techo son desplazados debido a los Juegos Olímpicos. El perímetro de seguridad merma la actividad normal de la población.

París
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

A poco más de cinco kilómetros de la Villa Olímpica, se ubica una de las tantas Maison de la Solidarité (casa de la solidaridad) que París tiene repetidas a lo largo de toda la ciudad. A través de un trayecto muy corto, una parada de metro y cuatro de tranvía, se pasa de las instalaciones de los deportistas, con sus 40.000 cubiertos diarios y sus 200 chefs, a un edificio en el que cada pieza de comida se valora como la última. “Esto es lo que te toca hoy. Te lo puedes comer ahí”, le dice un trabajador social a una de las personas que acuden al edificio en busca de ayuda vital. Los dos mundos convergen al norte de París, en Saint-Denis, uno de los departamentos más humildes de la capital francesa, con casi un 27% de la población por debajo del umbral de la pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos de Francia.

Pese a la cercanía de tres ubicaciones vitales para los Juegos (además de la Villa, el Stade de France y el Centro Acuático), no hay nada que permita intuir la actividad deportiva que se está celebrando al doblar la esquina. Los carteles corporativos de París 2024, en los que predomina un rosa pastel, dejan paso a pintadas y casas descuidadas, tonos mucho más oscuros. “Tout augmente sauf nos salaires!”, se puede leer en una de las paredes (”todo aumenta menos nuestros salarios”, en español). “Por Nahel. Sin justicia no hay paz. Ya no esperamos nada del Estado” o “gloria a la juventud que se rebeló por Nahel”, se puede leer en otras muy cercanas, firmadas por la Ligue de la Jeunesse Révolutionnaire (grupo de carácter izquierdista que protesta por formar parte de “una generación en crisis”) y en referencia a Nahel Merzouk, el joven francoargelino (17 años) que murió en junio del año pasado tras ser disparado a quemarropa por un policía francés en un control de carretera.

Mensajes reivindicativos cerca de la Maison de la Solidarité.Albert sancho

Los mensajes reivindicativos están muy presentes en las calles de una región en la que un tercio de los habitantes (1,6 millones en el conjunto de Seine-Saint-Denis) son inmigrantes. Del mismo modo, según un informe de 2021 de las autoridades francesas, también es la región parisina con mayor número de edificios ocupados y de personas sin techo, una cuestión de Estado durante los meses previos a la celebración de los Juegos. Según Christophe Noël du Payrat, alto funcionario del gobierno de París, cuyo testimonio se recoge en The New York Times, unas 5000 personas fueron desalojadas de la zona en el último año, subidas a unos autobuses con destino a ciudades como Lyon, Marsella u Orleans. “El gobierno lo esconde todo bajo la alfombra”, llegó a criticar el alcalde de esta última ciudad.

“Sí, quieren tener la ciudad limpia”, afirma una vecina, cuya identidad prefiere que no se revele, cerca de la Maison de la Solidarité, cuyos trabajadores no tienen permitido hablar. “Para que le podamos dar información, tiene que solicitar un permiso en el Hôtel de Ville (el ayuntamiento), indica la persona que dirige el edificio público, cuya misión es acoger diurnamente, orientar y ayudar a las personas sin hogar. En los últimos meses, todos los servicios de este tipo en Francia están saturados. La línea directa para personas sin hogar de París, el 115, recibe aproximadamente 13.500 llamadas cada día, pero solo un 10% recibe una vivienda de emergencia.

La Maison de la Solidarité situada a poco más de dos kilómetros de la Villa. Albert Sancho

De los libreros a los estudiantes

Es la otra cara de unos Juegos que, para su celebración, han tenido que afrontar otras problemáticas, aunque menos crudas. Uno de los casos más sonados en los medios de comunicación fue el de los libreros situados alrededor del Sena, conocidos como bouquinistes, cuyas icónicas cajas verdes también pretendían ser desalojadas. Tras una larga batalla, ganaron la partida. No fue así en el caso de varias residencias estudiantiles públicas, llamadas Crous, cuyos residentes, normalmente de clase baja, han sido expulsados durante los meses de julio y agosto para acoger a los trabajadores de París 2024. Alrededor del Sena, y dentro de un perímetro de seguridad al que solo se puede acceder con acreditación o un código QR, la actividad normal de los vecinos también se ha visto muy mermada. En muchos casos, con la sensación de que les han expulsado de su propia ciudad.

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