La España de 2025: nuevos liderazgos…, y Llull
España mira al próximo Eurobasket pendiente de las decisiones de una de sus leyendas y de Lorenzo Brown, la confirmación de Aldama como referente del vestuario; y la posible irrupción de Núñez y la generación de 2005. Ricky, un último asterisco.
“Hay futuro”, dijo la presidenta de la FEB, Elisa Aguilar, nada más confirmarse el cruel adiós de la Selección Española masculina de baloncesto a los Juegos Olímpicos. Siempre ha sido así en los últimos quince años. España ha superado paulatinamente con éxito la retirada de divinidades como Navarro (2017) y los dos Gasol (2021), además de jugadores enormes como Carlos Jiménez, Garbajosa, Calderón, Sergio Rodríguez, Felipe, Claver… Es un proceso de renovación continuo, guiado por una cultura de esfuerzo muy interiorizada desde que los jugadores decidieron mantener su fidelidad a la Selección y venir cada verano incluso cuando muchos de ellos sufrían durísimas temporadas en la NBA.
El último impacto es el adiós de Rudy Fernández, que se va dando ejemplo, y que abre puertas a nuevos liderazgos…,a la espera de Llull. Cerca de cumplir los 37 años, el futuro capitán, si decide continuar, ha dado muestras de estar físicamente a un gran nivel pese a soportar una temporada durísima en el Madrid con el postre del Preolímpico y los Juegos. La FEB tiene la ilusión de poder darle una despedida con honores en un verano en el que sea capitán y protagonista. Habrá que esperar, sin embargo, qué vicisitudes le esperan en su temporada con el Madrid. Cierra este curso acercándose a los cien partidos.
Pero es cierto que se abre un nuevo tiempo. Santi Aldama, a sus 23 años, ha tirado la puerta en la cita olímpica con dos partidazos ante Australia y Grecia que no pudo terminar coronar contra Canadá por el mal estado de su mano izquierda, fruto de una caída en el partido contra los helenos. En su segundo año con la Selección, ha levantado la mano y ha asumido responsabilidades. La FIBA ya le ha localizado como una de sus imágenes de marca para el Mundial de 2027… Pero antes, está el Eurobasket de 2025, con sede en Chipre, Finlandia, Polonia y Letonia. La fase final tendrá lugar en Riga. España, con cero victorias y dos derrotas en la fase de clasificación, necesita ganarle los dos partidos a Eslovaquia de la Ventana de noviembre para evitarse problemas. La lógica dice que estará; y allí estará Aldama.
Más allá de la decisión de Llull, el futuro liderazgo en la Selección parece señalar dos direcciones. Por un lado, los hermanos Hernangómez, que han tenido un rendimiento irregular en la temporada y también en el torneo. Ninguno de los dos, Willy y Juancho, acabaron jugando los minutos importantes contra Canadá. El año que viene estarán obligados a dar un paso adelante. No sólo en la cancha, algo que ya les tocaba este curso. También en el vestuario.
Si se excluyen las incógnitas de Llull, que tendrá que esperar cómo evoluciona su temporada en el Madrid; y Lorenzo Brown, que en principio también parece dispuesto públicamente a continuar, pero ya falló en la cita de 2023, la Selección tendría una media de edad de unos 28 años en el próximo Eurobasket si se hace la media de los ocho jugadores que han estado en los Juegos, excluyendo a los dos mencionados en el párrafo (Llull y Lorenzo) y Rudy. Más allá de las opciones que tenga o no, es un equipo en su punto de cocción: Abrines tendrá 32 años; Willy y Alberto Díaz, 31. Juancho y Brizuela, 30… Por detrás, vendrán Aldama y Pradilla con 24 años; Garuba con 23… Y habrá que seguir con atención la temporada de Juan Núñez, que acaba de cumplir 20 años. Más los Mara, Izan Almansa, Langarita, de la generación de 2005; y Hugo González (2006). Todo, a las órdenes de Sergio Scariolo, básico para la estabilidad del proyecto. Y con contrato hasta 2028. “España compite; y España no se rinde”, anunció el italiano.
La Familia continúa con un último asterisco. Se llama Ricky Rubio. Este verano ha dicho no a la Selección. En la FEB, de momento, lo ven fuera del círculo porque su carrera parece orientarse a una atmósfera con menos presión. Pero se trata de un genio y un jugador con una emotividad especial. Si, finalmente, decide continuar y juega en el Joventut, quién sabe. De momento, es una incógnita difícil de resolver. Pero toda ecuación tiene solución y esta tiene tiempo para pensarse.