PARÍS 2024 | BREAKING

Bailes de libertad: “Los talibanes te matan si no les gustas”

Manizah Talash, refugiada en España, competirá en breaking en los Juegos Olímpicos de París. En Afganistán, sufrió tres atentados.

JUAN AGUADODiarioAS

Bailando, Manizha Talash ha visto explotar dos bombas. Ambas querían acabar con su vida y con la del resto de su grupo, Superiors Crew. Hubo muertos, pero ellos se salvaron. Lo volvieron a intentar con un atentado suicida, pero se detuvo a tiempo. “Los talibanes no escuchan. Los talibanes no avisan. A los talibanes, no les gusta que las chicas hagan cosas”, enfatiza la b-girl afgana, que se refugió en Huesca hace dos años. Ahora, reside en Madrid. Su español, de reciente aprendizaje, simple, hace que sus mensajes aún sean más directos. “Es una vida en la que sales de casa y piensas que puede ser el último día. A los talibanes no les importa si eres niño, joven o mayor. Si no les gustas, van a matarte”, dice a sus 21 años.

“Quiero decir que las chicas no pueden estudiar, no pueden salir de casa, no pueden bailar...”

Manizha, sobre la situación en Afganistán

En poco más de un mes, Manizha estará en los Juegos Olímpicos de París, “un sueño”. Lo hará como integrante del Equipo Olímpico de Refugiados del Comité Olímpico Internacional (COI), que representa a los más de 100 millones de personas que, a día de hoy, por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política no pueden vivir (o no pueden hacerlo con seguridad) en su país de origen. El ‘pecado’ de Manizha es bailar, algo que, en Afganistán, es ilegal desde que los talibanes recuperaran el poder, en 2021. “Estoy feliz por poder ir a competir, pero también quiero decir que las chicas no pueden estudiar, no pueden salir de casa, no pueden bailar... Estoy aquí para decir al mundo cómo están las chicas en Afganistán. Si me matan, que sea haciendo lo que quiero. No me gusta solo hablar, quiero hacer algo por ellas”, reivindica la b-girl, que compartirá equipo olímpico con otros 36 atletas que, “pase lo que pase”, van a ganar.

Manizha descubrió el breaking, que debutará como deporte olímpico en París, donde bailará por la libertad, gracias a un vídeo en Facebook. Tenía 17 años y flipó. “Giraba sobre su cabeza y pensaba que no era real”, recuerda. En el fragmento, vio a Jawad, el primero de los integrantes de su grupo que, después, conseguiría llegar a España (a día de hoy, lo han logrado todos). Se puso en contacto con él y empezó a entrenar en su gimnasio, en Kabul. “Había 55 chicos y yo sola. Después, se sumaron seis chicas más. Con los talibanes, ya no entrena ninguna”, completa. Con el cambio de régimen y tras los múltiples atentados que sufrió, emprendió su viaje hacia Europa.

Manizha Talash posa para AS encima de los aros olímpicos. JUAN AGUADODiarioAS

El camino a España

Primero, Manizha cruzó la frontera para llegar a Pakistán, su única opción al haberle retirado el pasaporte afgano. Tras un año allí, donde vivió en una habitación con otras 22 personas y cuidó de su hermano pequeño, de 12 años, se refugió en Huesca. En dicho proceso, fueron claves múltiples asociaciones, como la ONG Afghan Women On The Run o La Unidad Breaking Club, de Parla, y su exposición mediática. “Manizha también está en un grupo de rap (AK13) con millones de reproducciones. Eso les permitió contactar con productoras o festivales y empezar a correr la voz sobre su situación”, desgrana David Vento, uno de sus entrenadores en Madrid, donde trabajan desde marzo, cuando el COI se puso en contacto con el Comité Olímpico Español (COE) y Manizha, como refugiada, recibió una Beca de Solidaridad Olímpica.

“Cuando se anunció que participaría en los Juegos, su familia empezó a correr peligro”

Isabel Guarco, fundamental en el proceso

Vento, que se encarga de perfeccionar la técnica de la b-girl, fue el encargado de realizar la valoración para el ‘ok’ de la ayuda; David Moronta, por su parte, le pule a nivel físico. “Rinde mucho en los entrenamientos. Es una chica que, aunque diga que tenga dolores y agujetas, da todo lo que puede y más. Se tuerce un dedo, se lo venda y sigue. No se plantea perderse ningún día de ensayo”, recalcan sobre una Manizha a la que le gusta “mucho” España. En la capital, donde entrena seis días a la semana a caballo del CAR, el Centro Deportivo Juan de Dios Román y el Auditorio Las Trece Rosas, en Vallecas, y con los recursos de la Federación Española de Baile Deportivo, vive con Isabel Guarco, de Nueva York, pieza fundamental para que la familia de la deportista también esté residiendo en España.

“Cuando se anunció que participaría en los Juegos, su familia empezó a correr peligro. Yo tengo contactos en la ONU y Avant Garde Lawyers (grupo de abogados parisino dedicado a los artistas en situaciones de peligro). Gracias a ellos y a Alejandro Blanco (presidente del COE), les conseguimos las visas”, revela Guarco sobre un proceso complicado y vital. Manizha, incluso, cambió su apellido (Talash no es el real) para alejar a sus seres queridos del peligro, pero no sirvió de nada. “Recibieron visitas y papeles (amenazas) de los talibanes”, asegura. “Con todo lo que ha vivido, ya no tiene miedo. Para ella, las bombas eran la normalidad”, le dedica Isabel a su “admirada” Manizha, sobre la que está preparando un documental. “Su historia supera la ciencia ficción”, dice, pero es una realidad que conmueve.

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