Amor pionero: “La gente flipará, saltamos más de seis metros”

El mismo día, el 23 de mayo, en la última Copa del Mundo de la temporada, en Cottbus (Alemania), clasificándose en la misma posición (12ª), David Vega y Noemí Romero, que son pareja sentimental, abrocharon dos billetes para París 2024 que son historia de la gimnasia española. Como para no creer en el destino. Este viernes, el barcelonés (18:00) y la madrileña (12:00), aunque criada en Albacete, harán debutar a España en la modalidad de trampolín. Pese a ser olímpica desde Sídney 2000, muy desconocida en territorio nacional. “Puede ser un empujón inmenso para la disciplina, que es muy minoritaria. Nunca se ha visto en televisión y la gente flipará, saltamos entre seis y nueve metros. Es espectacular”, anticipan en conversación con AS, antes de cerrar su círculo en la Ciudad del Amor.

De forma resumida, la gimnasia en trampolín, en su vertiente olímpica, consiste en realizar diez saltos verticales, cogiendo impulso sobre una lona rectangular de tejido sintético, con todo tipo de acrobacias. En cada uno de los saltos, se puntúa la ejecución, la dificultad, la altura y el punto de aterrizaje y despegue. “Se valora la plasticidad. Si las piernas no están bien estiradas, por ejemplo, te penaliza. Las alturas se miden a través de unas máquinas que captan las vibraciones del trampolín. Luego, tenemos unas líneas y una cruz dibujadas. Cuanto más te alejes de la cruz, peor”, desgrana David. “Cuanto más alto, bonito y difícil, mucho mejor”, resume con gracia.

Tanto él como Noemí tienen dos rutinas para dar un golpe sobre la mesa. En el caso de Vega, realizará triples vueltas en seis de sus diez elementos. “Sólo hay dos o tres personas más en el mundo que lo puedan hacer”, afirma. Noemí, que no puede contar mucho, probará algo único. “Si estoy en las condiciones físicas y psicológicas, seré la primera mujer de la historia en hacer este ejercicio. Siendo en los Juegos, puede ser un boom. Me gustaría dejar mi marca personal”, revela. Los dos tienen el objetivo de alcanzar la final (lo hacen ocho de los 16 participantes) y, una vez allí, soñar. “La gente me quiere situar en el podio, pero están muy emocionados. Si me sale el ejercicio, sí me veo entre las cinco primeras”, ilusiona Romero.

Estudiar, trabajar y entrenar

El arsenal de acrobacias se ha cocinado en el CAR de Sant Cugat, donde ambos entrenan y se apoyan. Noemí llegó a Barcelona en 2018 y David lleva allí desde 2012. Desde 2019, son pareja, algo clave. “Yo soy un poco cabezón. Cuando no me sale una cosa, la quiero intentar mil veces. Ella me tranquiliza y me hace tener la mente fría”, dice el catalán. “Nuestra unión y complicidad han sido muy importantes”, añade la madrileña. Y el trabajo en equipo no sólo se ha manifestado sobre el trampolín. Tanto Romero, graduada en psicología, con un máster (y otro en camino) y opositora a Policía Nacional, como Vega, con un grado superior en condicionamiento deportivo y estudiante de Ciencias del Deporte, han trabajado como monitores de gimnasio durante el ciclo, para financiarse. “Estamos en búsqueda de patrocinadores de cara a Los Ángeles 2028″, lanzan. Tras París, seguro que suena el teléfono.

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