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‘Secuestro atajado’: la increíble lección de vida de Claudio Tamburrini tras 120 días de tortura

Entrevista en profundidad con el exportero Claudio Tamburrini, secuestrado durante la dictadura de Videla en Argentina. El rapto, la tortura, la fuga 120 días después en la que volvió a nacer, la final del Mundial 78 para sanar ya en libertad, el juicio, el perdón, la memoria... Su historia llega en ‘Tamburrini; Fuga de un arquero’, el último Informe Plus+ de Movistar+.

Un viaje en el tiempo a la Argentina de los años setenta que arranca con la fecha que le cambió la vida al exfutbolista. “El 24 de marzo tiene un significado fundacional. Es un día clave en mi vida y en la historia del país. En lo social o lo político es una fecha aciaga: el aniversario del golpe militar de 1976 que desencadenó la ola de terror, de desaparición forzosa de personas, de tortura, represión a disidentes que, entre otros, también me afectó a mí. En lo personal es la fecha, en el segundo aniversario del golpe en 1978, de nuestra fuga. El día que volví a nacer”, cuenta Tamburrini a AS por videollamada. Grabado para siempre el 24 de marzo.

Atrás empezaban a quedar los 120 días de tortura en la Mansión Seré y comenzaba a la vez el pulso personal para reconducir su vida. Después de dos meses mudándose de casa y sin salir a la calle por miedo a cruzarse con algún represor que pudiera identificarlo, Tamburrini comenzó a recuperar la libertad en el Mundial del 78. El mismo que la dictadura usó para lavar su imagen y que precisamente ganó Argentina.

“Yo comencé a sanar cuando me tiré con las colchas (las mantas) por la ventana de la Mansión Seré. Ese fue el primer momento sanatorio. Después llegó la final del Mundial en la que salí y me sentí protegido por la masa multitudinaria que salió a festejar. Yo recuperé la calle y comencé a reiniciar una vida normal gracias al Mundial. Y la gente hizo un proceso similar. En ese momento la junta militar perdió el control del circo que había intentado montar. Fue una fiesta popular”, recuerda con emoción contenida.

Atrás quedaron también los secuestradores. La voluntad para un reencuentro en el que intentar comprender el porqué existió, pero nunca llegó a concretarse. “Estuve muy cerca, pero lamentablemente la vida no lo quiso así. Yo tuve y tengo esa voluntad, pero del otro lado no fue así. Sucedió en un momento en el que se habían recomenzado los juicios contra los represores y comprendí que no lo hicieran por temor a un aumento de la pena. Si uno sigue enfrascado o empantanado en el el dolor que a uno le han provocado en algún momento y no consigue o no desea salir de ahí uno sigue estando en manos de sus victimarios. La mejor forma de vencer a los victimarios es seguir viviendo. Todavía sigo abierto. Es un encuentro necesario. No lo necesito personalmente, porque no tengo necesidad de perdonar, pero creo que seria necesario para el país. Para entender por qué unos actuaron de una forma y otros de otra”, reflexiona Tamburrini.

El juicio, la importancia de la memoria histórica, una nueva vida en Suecia y el presente y futuro de Argentina abrochan la entrevista. “He sido afortunado por cerrar esta herida que para muchos jamás termina de cerrar. La huida puede verse como escapar de algo, pero también como moverse hacia adelante. En mi caso me ha potenciado. Todo hecho traumático o doloroso en nuestras vidas puede ser transformado en experiencia positiva. En oportunidad de crecimiento”, cierra. Es la historia de Claudio Tamburrini como lección de vida.

Una historia vigente.

Tamburrini: fuga de un arquero presenta un relato coral de aquella Argentina oscura con el exportero como gran protagonista. El reto de la reconstrucción del secuestro era importante para el documental. “Él tiene muy presente el discurso de las puertas giratorias en la vida que no sabes dónde te van a sacar. A él le pasó de una forma muy exagerada, pero todos podemos tener esa sensación en algún momento de que la vida juega contigo”, cuenta Raúl Román, director de la entrega para Informe Plus+ (Movistar+).

“El desafío comienza en poner imágenes a un relato de esta potencia. Era muy importante encontrar un lugar que nos pudiera remitir a la Mansión Seré. Teníamos un punto de partida que era Crónica de una fuga, la película basada en una autobiografía, que conecta con esa cinta y con 1985. Con nuestro fixer Darío Fernández buscamos un lugar que remitiera en el exterior y el interior a aquella casa tan particular y de estilo francés. Y la verdad es que se parece bastante”, añade Román.

“Todo el programa es un inmenso flashback. Hasta que llega al final en el que Claudio Tamburrini asoma en un espacio blanco y vacío. El destino sigue ahí. Lo que cuenta es bonito. Porque no tiene ningún rencor en absoluto. Me parece un programa muy especial porque tiene todos los ingredientes de un producto deportivo con trasfondo histórico. Y un personaje que se enfrenta a una dictadura militar. Claudio Tamburrini es una película en sí mismo”, apunta el realizador Juan Porres.

Han pasado 46 años, pero la historia sigue vigente. “Por desgracia enlaza bastante con la actualidad. En Argentina el gobierno de Milei es muy negacionista, se rebajan las cifras de los desaparecidos, las instituciones como la Asociación Nacional de la Memoria ubicada en la ESMA (La Escuela de Mecánica de la Armada, ahora Espacio Memoria y Derechos Humanos) o las abuelas de la Plaza de Mayo, lo están pasando muy mal porque se les está cortando todo tipo de ingresos, hay despidos… Ojalá esto ponga de relieve lo necesario que son este tipo de organismos”, cierra Raúl Román.

Agradecimientos:

Claudio Tamburrini

Informe Plus+ | Movistar+

Entrevista y edición:

Santiago Castañeda Heredia