Una tormenta hacia el derbi

El Betis encarrila su clasificación a la siguiente fase de la Europa League tras una victoria más dificultosa de lo que indica la goleada final al Aris Limassol. El equipo de Pellegrini se apoyó en su eficacia para esquivar sus carencias defensivas y sumar otro nuevo triunfo en su afán por alargar su liderato del grupo C. Borja Iglesias se reencontró con el gol, Fekir sumó nuevos minutos y Abde se encargó de sentenciar una cita que siempre miró de reojo al derbi del domingo. Entre descansos y brillos esporádicos, Pellegrini mira al Sevilla con la confianza multiplicada y la preocupación en su portería: Bravo se lesionó y tiene difícil estar en la cita del Sánchez-Pizjuán. No hay fiesta sin temor en Heliópolis.

El Betis tomó los mandos sin miedos y con riesgos. Había espacios y Babicka los amenazaba en cada contra del Aris, pero el equipo de Pellegrini se sintió seguro con el balón, encontrando la verticalidad de William Carvalho en las salidas y la insistencia de sus bandas. A Luiz Henrique le sientan bien sus suplencias. Quiere recuperar su sitio perdido y trató de imponer su desborde desde el inicio. Encaró y regateó, aunque a sus apariciones le faltan aún declaraciones de eficiencia. Abde se parece más a Abde. Sus carreras desarbolaron al Aris mientras Rodri conectaba con todo. El de Talayuela se siente mejor por medio, aunque Isco y Fekir limiten mucho sus posibilidades en esa zona del campo. Avisó Carvalho con un buen disparo lejano que pareció hacer despertar al equipo chipriota. Gomis entró más en juego y Montnor incidió en esos espacios que siguen desnudando a la zaga verdiblanca.

Fue pasada la media hora cuando Luiz Henrique y Abde decidieron fabricar la jugada perfecta. El brasileño dibujó un cambio de sentido perfecto y el marroquí condujo el balón para ceder en profundidad a Abner, que sirvió al área para que Borja Iglesias irrumpiera con un toque certero que rompía su sequía y despertaba al Villamarín. La sonrisa del Panda está de vuelta. A las puertas del derbi y cuando quizás más lo necesita Pellegrini. El gol calmó las ansias del Aris. Borja tuvo una opción clara para ampliar la diferencia antes de un descanso que contentaba a la grada bajo un ambiente prederbi muy presente.

Shpilevski varió piezas en la reanudación y su equipo buscó la portería de Bravo con más ímpetu. Bengtsson remató a la perfección antes de que el VAR dijera que no, pero era un serio aviso para un Betis que no quiso dormirse antes de lo permitido. Babicka, minutos después, amenazaba a Bravo con un disparo que se marchó fuera por poco. A Pellegrini no le gustó ese primer compás y tiró de fijos como Isco, Ayoze y Guido para revolucionar más el duelo. Quizás fue un efecto más anímico que futbolístico, pero funcionó. El Betis recuperó el balón y encontró de nuevo la velocidad de Luiz Henrique sin que éste supiera culminar sus pinceladas de brillo. Sí lo hizo Aitor Ruibal, ese comodín fabricado por Pellegrini que ya se siente lateral y que apareció en el área tras una asociación colectiva para disparar y encontrar la colaboración de Vana para el 2-0. La historia terminaba ahí. El Villamarín dejó de suspirar y miró al derbi sin hacerlo ya de reojo.

Hubo tiempo para más. Fekir tuvo sus minutos y nada más entrar Isco le entregó el balón para lanzara un penalti que erró. La sentencia que olvidó el francés sí la ejecutó Marc Roca para poner el cierre a cualquier atisbo de incertidumbre. Kokorin entró en liza para reducir diferencias y Claudio Bravo encendió todas las alarmas al lesionarse y dejar en el aire su participación en el derbi con Rui Silva ya descartado. Abde puso el cuarto mientras las miradas ya estaban sobre Bravo.

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