Los inspectores UEFA recomiendan la expulsión de Osasuna de la Conference
La decisión viene motivada por los amaños de partidos en los que el club rojillo se vio implicado en la temporada 2013-2014.
Después de días de mucha incertidumbre y nerviosismo, Osasuna ha conocido finalmente hoy la decisión de la UEFA con respecto a su participación en la Conference League. Tras mucho deliberar y dos aplazamientos que han prolongado la agonía del club rojillo, los inspectores de la UEFA han recomendado que el club pamplonés no participe en la próxima edición de la Conference League, cuya plaza se había ganado en los terrenos de juego. La decisión viene por los amaños de partidos en los que el club rojillo se vio implicado en la temporada 2013-2014.
La desolación, tristeza e indignación se han apoderado de un entorno rojillo que considera muy injusta esta decisión. No hay que olvidar que el propio Osasuna denunció en 2015 los hechos y que se presentó como acusación particular. El juicio se celebró entre enero y febrero de 2020, duró cerca de mes y medio, y el club navarro salió indemne. Ni la justicia, ni ningún estamento deportivo entendió que Osasuna debiera recibir castigo alguno ya que los responsables de los hechos fueron personas que en esos momentos formaban parte del organigrama del club.
Por eso se entiende menos todavía que Osasuna haya sido castigado ahora, cuando, por méritos propios y tras una temporada fantástica, el 4 de junio se ganó sobre el terreno de juego, tras ganar al Girona, regresar a Europa 16 años después.
El club tiene claro que recurrirá y dispone de seis días para presentar alegaciones y luego ya será el Comité de Apelación quien ratifique o modifique la sanción. El caso se llevará por vía urgente ya que el sorteo se llevará a cabo el 7 de agosto. La presidencia de Control, Ética y Disciplina tiene la opción de pasar el asunto a Apelación, que será la última instancia de la UEFA en dar la resolución. De ser desfavorable, el club tiene contemplado acudir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).
Tras conocer la decisión, Osasuna ha emitido un comunicado en el que expone:
“El Club Atlético Osasuna ha tenido conocimiento, en la tarde de hoy, de las conclusiones del informe elaborado por los inspectores del Comité de Control, Ética y Disciplina de la UEFA. En dicho informe los inspectores declaran la “inelegibilidad del club para participar en la UEFA Conference League 2023-2024″, negándole de esta forma el derecho a participar en competiciones europeas que se ha ganado de forma justa en el campo.
El motivo se remonta a unos hechos ocurridos en la temporada 2013-2014 y que, a juicio de la UEFA, contravienen su artículo 4.1g del reglamento de la competición. Dicho artículo dice lo siguiente:
“No haber estado directa y/o indirectamente involucrado, desde la entrada en vigor del Artículo 50(3) de los Estatutos de la UEFA, es decir, el 27 de abril de 2007, en ninguna actividad destinada a organizar o influir en el resultado de un partido”.
Los inspectores de la UEFA consideran que la sentencia del Tribunal Supremo que condena a varios exdirectivos de la entidad rojilla es motivo suficiente para excluir a Osasuna, nueve años después de los hechos, de las competiciones europeas. Eso, a pesar de que la misma sentencia es producto de la denuncia realizada por los actuales gestores del club en 2015 y fruto del trabajo de Osasuna como acusación particular durante todo el procedimiento judicial para perseguir a quienes desviaron, con fines poco claros, dinero de la entidad.
El club no comparte el criterio de la UEFA, recurrirá ante el Comité de Apelación y anuncia que luchará legalmente, hasta las últimas consecuencias, por defender sus derechos.
Fuerte con los débiles y débil con los fuertes, la justicia de la UEFA no ha querido tomar en consideración que han sido los propios tribunales españoles de justicia quienes han declarado, literalmente, que Osasuna ha sido víctima del desvío de dinero realizado por algunos de sus exdirectivos a espaldas del máximo órgano de gobierno de la entidad, la Asamblea, y de los mecanismos de control del propio club.
Con esta decisión, la UEFA pretende castigar nuevamente a Osasuna en la figura de sus actuales gestores, que son precisamente quienes presentaron una denuncia en el juzgado dando comienzo al procedimiento judicial para recuperar el dinero ilícitamente sustraído de las cuentas de la entidad y restaurar su buen nombre. Quizá estemos ante el único caso conocido en la historia reciente del fútbol europeo en el que un club persigue judicialmente a algunos de sus antiguos gestores, que actualmente están pendientes de ingresar en prisión. Es también preciso recordar que esa temporada Osasuna descendió a Segunda División y que, posteriormente, estuvo a punto de descender una categoría más. El club tuvo que desprenderse de todo su patrimonio para saldar parte de sus deudas mientras los nuevos gestores hipotecaban sus viviendas, sus fondos y sus planes de pensiones para poder reconducir el rumbo de la entidad. Es a esas personas, a un club al que hoy no le resistirían en un test de ejemplaridad sus acusadores; y a una afición que vivió con angustia la casi desaparición de su equipo, a quienes hoy se castiga.
A juicio de Osasuna, el mensaje que trasmite la UEFA es, sin duda, contraproducente para el fútbol y para aquellas entidades que, ante el riesgo de ser sancionadas deportivamente por el máximo organismo del fútbol europeo, opten ahora por no atacar de manera frontal la corrupción en el mundo del fútbol. Osasuna entiende que este no puede ni debe ser el objetivo que persiga la UEFA.
La investigación de la UEFA pone de nuevo el foco sobre Osasuna y sobre unos gestores que llevan, desde su llegada en 2014, reconstruyendo con limpieza y honradez una entidad que dejaron en la ruina más absoluta sus anteriores gestores. Para quienes no conozcan en profundidad el caso, y no sean capaces de separar los hechos ocurridos en la temporada 2013-2014 de la que ocurre en la actualidad, el daño a la imagen de la entidad es muy grave.
Un daño que además se ha producido con el silencio de los principales organismos del fútbol español, entre ellos la RFEF. Durante las últimas semanas hemos asistido a continuas filtraciones interesadas, en clave nacional, a ciertos medios de comunicación y periodistas para construir un relato que sacrificase al débil para favorecer al fuerte. Filtraciones que ya el mismo día 7, día en que Osasuna tuvo conocimiento del inicio de la investigación, aseguraban categóricamente que el final de todo este proceso iba a ser la expulsión del club rojillo de las competiciones europeas. Y con ese horizonte, sabiendo que las filtraciones no provenían de fuentes alejadas de los organismos que debían velar por la neutralidad del proceso, ha trabajado Osasuna desde aquel momento.
Estamos preparados para lo peor, pero no para dejar de lado el lema que nos ha acompañado en la reconstrucción del club durante los últimos nueve años: Osasuna nunca se rinde. Defenderemos nuestros derechos y los de nuestra afición con el mismo ahínco con el que nos animan cada fin de semana, con el mismo esfuerzo con el que nuestros jugadores y cuerpo técnico se han ganado, con todo merecimiento, estar en la próxima edición de la Conference League. Creemos tanto en lo que hacemos, y en cómo lo hacemos, que no podemos permitir que se utilice al Club Atlético Osasuna, con la aquiescencia de quienes en 2014 miraron para otro lado, para solucionar los problemas de otros”.