Simón lo para todo

El Athletic se sacó de encima las sombras rojillas que le asustaban desde el año pasado, las que le persiguieron y le tacharon de una tercera final de Copa en cuatro años. Además de eso, le arrebataron la séptima plaza, con aroma europeo. Y Valverde nunca había derrotado a Arrasate. Un cóctel perverso de fantasmas a los que había que ahuyentar. Se hizo a través de un ejercicio de supervivencia liderado de nuevo por Simón, que a partir de ahora se puede considerar el jefe supremo de este equipo. Recibió un bombardeo de centros y remates y ni se inmutó. Salvó el pellejo de los leones con paradas de estrella mundial, sostuvo al grupo con diez por expulsión de Sancet tras una chiquillada. Los cambios que puso el Txingurri en liza se subieron a su chepa y curraron como hormiguitas. Este planteamiento parece más certero: una referencia arriba como Guruzeta abriendo espacios y los Williams disparándose como dos balas por las orillas. Osasuna, desesperado y desdibujado por la impotencia de un Chimy que volvió a liarla con una entrada criminal, esta vez a Berenguer, piensa en la Conference con cierta inquietud.

El debate estos días en Bilbao se ha centrado en si incordia ver cámaras revoloteando por un vestuario y recogiendo, por ejemplo, el padrenuestro habitual de los leones en cada comienzo de curso. Los nuevos tiempos. Hay grabaciones cenitales, mediante unos artilugios llamados spider, que registran el juego desde las alturas. Todos los ángulos se ven desde el sillón de casa, menos las disensiones que devalúen el valor de la Liga. Es posible en esta era moderna, de ligas rebautizadas como EA Sports e Hypermotion, ver al Athletic de blanco, desde las medias hasta un cuello con el leve guiño de dos rayas rojas de la camiseta. Pero el mayor tesoro que hay en este fútbol del futuro que se hace presente sigue estando en las manos de jugadores como Simón y en botas de Nico Williams. El despertar de éste fue oportunísimo. Es ya un internacional consolidado, pero parece como si ese estatus se le colgara al cuello como una Kryptonita que le quita poder en el Athletic. En 20 minutos despachó el partido de El Sadar. Primero con una jugada patentada, desde la izquierda con centro muy largo que remató su hermano Iñaki como pudo, con la rodilla. Y poco después con un arabesco de esos suyos que dejó sentado a Rubén García y a un Peña absorto, que va a tener pesadillas con el extremo rojiblanco. Se desmarcó al primer palo magistralmente Guruzeta y anotó un tanto que le encumbra como el ‘nueve’ que pide a gritos el Txingurri. Se desquitó el ‘11′ de la amargura del curso pasado: sus errores ante Osasuna en Copa le costaron en abril una catarata de insultos y vivir un momento complicado.

El Athletic se exigía una reacción tras el sopapo de la primera jornada y cumplió su promesa. En un partido que suele caminar por un campo de minas, el equipo de Valverde mostró enorme personalidad. La disposición de ambos técnicos impedía manejar fútbol por dentro. Había que registrar las jugadas por el exterior y en eso De Marcos y García de Albéniz se las ingeniaron más que los locales. Pero los que de verdad pusieron electricidad en las bandas eran los Williams, la versión futbolística de los Dalton al asalto del cofre de Aitor Fernández.

Mojica trató de equilibrar fuerzas buscando la espalda de De Marcos, pero su mecha era muy corta. Los leones encargaron media hora de ensueño, superando ampliamente a Osasuna con el balón. Los rojillos, mandones y percutores en Balaídos, era un gatito con el fútbol muy agazapado en la línea de meta propia, sin escapadas hacia Simón. Eso sí, antes del descanso dio dos avisos: un trallazo cruzado de Rubén García que anticipó un paradón de Unai Simón a ras de césped. empezaba el show del meta de Murgia. El extremo rojillo ofreció más adelante un pase de seda a Mojica, que extravió la pelota por las alturas completamente solo. Iñaki se dejaba la vida en la ciudad de nacimiento de su hermano Nico. Lo mismo bajaba a ayudar en el marcaje sobre Mojica o segundos más tarde se fajaba con tres defensas.

Osasuna metió el choque en la centrifugadora con pistoletazo de salida en el segundo tiempo, de nuevo volcado por la izquierda, la banda de Mojica, y saltado líneas a toda velocidad por arriba, en busca de Budimir y Rubén García. Pero les faltaba tener esa pausa para lanzar los envíos en mejores condiciones y les sobraba mucha ansiedad. Simón seguía impasible con su noche de absoluto coloso. Otro paradón, esta vez a remate aéreo de David García. Los Williams se intercambiaron de banda: Iñaki a la izquierda y Nico a la derecha. Fue un suspiro, luego regresaron a su ubicación original. Dos diablos que provocan el terror por cualquier pasillo. Y Ruiz de Galarreta, que se salvó del mal día general en el debut hace siete días, se sacó otro partidazo, generando en ataque a partir de recepciones a la espalda de Moncayola y Oroz, y prestando coberturas en ayudas a laterales y centrales. Juega con balón, pero casi brilla más sin él.

El choque cobró un giro imprevisto con una hora consumida con una reacción de cadete de Sancet. David García, pillo él, le cogió del cuello cuando se giraba hacia la meta en medio campo y Oihan inició un rifirrafe poco aconsejable teniendo en cuenta que estaba con una amarilla. Vio la roja. Media hora, bajo un calor asfixiante, con diez y un horizonte de preocupación en el Athletic. Pero aguantó las embestidas iniciales y eso le hizo crecerse. Arrasate puso dos referencias en punta, Budimir y Raúl, los dos fichajes más caros de la historia en Pamplona, 14 millones entre ambos, que es dinero en un club humilde. La sentencia la tuvo Berenguer, tras un robo de Iñaki Williams, pero no anda el extremo ex de Osasuna fino en este descorche de campeonato.

Herrera salió, pero no para manejar la batuta como ha hecho por esos campos europeos con camisetas ilustres como la del United y PSG, sino para echar una mano al lateral derecho en la contención sobre Mojica. Era una noche para la resistencia, para arrimar el hombro, aunque fuera lejos de la posición natural, y los de la reserva lo hicieron de cine. Luego debutó Prados cojo león para oxigenar ese lateral diestro. Los locales andaban nublados en ideas, en los últimos metros. Se limitaban a patentar centros laterales, balones a la tumultuosa área, sin descomponer la solidez bilbaína con requiebros interiores. El Chimy, que no ha aprendido tras casi mandar al hospital largos meses a Nico Williams en enero de 2022, se retrató reiterando una entrada de juzgado de guardia, con los dos pies por delante sobre el tobillo derecho de Berenguer. Hasta emocionaba la tarjeta amarilla que se ganó Simón, por comportarse como un señor capitán, aunque no lleve el brazalete, e ir a defender a sus compañeros como un jabato tras la entrada del argentino. Éste pudo hacer a Álex una avería tremenda. Tanto cortocircuito hace levantar negras sospechas. No hay derecho a comportamientos de este calibre barriobajero. Pero no quita titulares al Athletic en un partido muy solvente y balsámico.