La Rojita se pone seria

La Sub-20 salió viva por los pelos del Grupo de la Muerte del Mundial de Chile y, tras el amago de desvanecimiento en la primera fase, parece haberse recuperado de todas sus heridas y está lista para afrontar la lucha por el título. Los chicos de Paco Gallardo hicieron en los octavos de final ante Ucrania su mejor partido en la Copa del Mundo juvenil (0-1) y se clasificaron para unos cuartos en los que esperará al vencedor del Colombia-Sudáfrica de este miércoles. Pablo García, el mejor hombre de España en todo el torneo, volvió a ser clave en la victoria de La Rojita al anotar el gol de la victoria, su segundo en un campeonato en el que también suma una asistencia.

El partido ante México evidenció que en lo referente a Pablo García y Virgili, cuanto más tiempo estén sobre el campo, mejor. Y el de Brasil lo confirmó. No hubo sorpresas en el once de Gallardo, que repitió el de los dos últimos encuentros y que, probablemente, no vuelva a tocar salvo por obligación. Mhykaylenko, por su parte, no pudo contar con su estrella Synchuk por un error burocrático. El ucranio cumplió sanción ante Paraguay por haber visto amarilla en los dos primeros partidos, pero vio el encuentro desde el banquillo, algo prohibido por la FIFA, que le amplió el castigo en los octavos.

Con o sin su estrella, el plan de Ucrania quedó claro a los 30 segundos. Desde el saque de centro, España se hizo con el balón y Ucrania decidió defender en bloque bajo, permitiendo a Cuenca y Merino tocar el balón con asiduidad en la línea divisoria. Cualquier error en la salida de balón de los centrales podría resultar letal para La Rojita. En el 11’, el central del Barça ya estaba cargado con una amarilla tras un control fallido que tuvo que corregir con falta.

Por supuesto, el ataque de España se iluminaba cuando la pelota pasaba por Pablo. Suyas fueran las dos primeras ocasiones claras del partido. Su primer cabezazo se fue fuera y su punterazo en la media luna, a las manos del portero. A la tercera fue la vencida. El bético sacó un córner en corto y se fue disparado hacia el área. La ristra de pases llegó hasta Mendoza en la frontal. El centrocampista del Elche, cada vez con más presencia, metió un globo preciso al interior del área, donde ya esperaba Pablo, que lo pinchó y tocó sutilmente la pelota para superar a Krapytsov.

Ninguna de las dos selecciones cambió su plan tras el gol. Ucrania se mantuvo a la espera y España cocinó sus ataques a fuego lento, aunque por primera vez en el torneo, daba la sensación que La Rojita tenía el control total del partido. Una lástima que al descanso solo se llegara con un gol de diferencia.

Pyschur, un gigante de 2,04

La entrada de Pyschur cambió el plan de Ucrania y, por tanto, el guion del partido. Sus 2,04 metros avecinaban lluvia de balones aéreos durante los siguientes 45 minutos. Cuenca, único central de cuna sobre el césped, tomó el riesgo de ser el encargado de frenar al altísimo 9 ucraniano. Por miedo a Pyschur, España dio un pequeño paso atrás y por precaución, Gallardo sustituyó a Cuenca por Álvaro Cortés, el central más alto que tenía en el banquillo.

Había que buscar soluciones y Pablo tomó la iniciativa, cómo no. Se apartó de la banda y empezó a moverse más por el medio. Apenas tardó en rozar el 0-2 en su nueva posición. Una pena que su obús se fuera por encima del larguero. Aun así, salvo por los chispazos del bético y alguna aparición esporádica de Rayane, La Rojita había perdido la fluidez del primer tiempo y Ucrania, en la que entró Kristian Shevchenko, hijo del mítico Balón de Oro, cada vez pisaba más campo rival.

Para volver a tener el balón, Gallardo introdujo a Canales en el lugar de Rayane, que está haciendo un gran torneo pero es un jugador de brillar en acciones sueltas. Por momentos, La Rojita se defendió con el balón e hizo varios rondos a lo largo de todo el campo que desgastaron a los ucranios. La inercia del marcador y las necesidades de cada equipo hicieron inevitable que Ucrania presionara en los minutos finales, pero la verdad es que apenas hubo noticias de Fran González en todo el encuentro. Pablo García y Mendoza, ya en el añadido, perdonaron el gol que hubiera dado la tranquilidad al final.

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