EURO 2024 | SELECCIÓN

España madura en cuatro días

Contra Francia, dio 68 pases más que ante Alemania en la segunda parte; y subió el porcentaje de acierto en el pase de un 85,58% a un 89,13%. Tuvo mucho más control.

ABEDIN TAHERKENAREHEFE

Cuentan los expertos en vestuarios que, con victorias, es más fácil trabajar sobre los errores. El futbolista está más abierto que después de la frustración de una derrota. Algo así debe haber pasado con España, que ha ido aprovechando sus ligeros deslices en el torneo para aprender de ellos. Por ejemplo, no ser más efectivo contra Italia en Gelsenkirchen, lo que le hizo sufrir hasta el último saque de esquina. También volverse loco unos minutos después del 0-1 de Georgia en Colonia; y perder rápido el balón y meterse demasiado atrás contra Alemania en Stuttgart. En Múnich dio una lección de saber estar en la segunda parte.

Más allá de que Francia no tenga buenos automatismos en la presión, España supo conservar mucho mejor el balón. No fue sólo una impresión. Los números confirman la tranquilidad que transmitió el equipo. La Selección de Luis de la Fuente dio 276 pases en la segunda parte de la semifinal contra Francia, 68 más (208), que cuatro días antes en Stuttgart contra Alemania. No sólo dio más. También fue más precisa en el juego: tuvo un 89,13% de acierto en el pase por el 85,58% que había completado contra la anfitriona.

España tuvo un buen rato en el que supo sufrir. Como en la final de la Nations League del año pasado contra Croacia. Como en los cuartos de final de Stuttgart el pasado viernes. Eso es lo que curte el equipo. “El germen de todo”, como mantiene Luis de la Fuente de esa final durísima en Rotterdam. Francia cargó con todo. Dembélé centró varias veces con mucho peligro, Tchouameni voló en un córner y su remate fue hacia Unai; Mbappé encaró a Vivian y disparó arriba…; y Theo y Griezmann también remataron alto. Hubo llegadas francesas, pero no dio la impresión, como sucedió contra Alemania, de que España estaba desbordada con los centros laterales hacia Fullkrug y Havertz. España supo espaciar más las oportunidades de Francia. Lo hizo gracias a guardar el balón mucho mejor. 68 pases más en 45 minutos son muchos. Eso le permitió descansar, respirar. Más que matar el partido, priorizó controlarlo, no equivocarse. Y le funcionó. De la Fuente, además, manejó con maestría los cambios, especialmente los de Merino y Oyarzabal. La pareja txuri-urdin endureció la columna vertebral del equipo y aportó calma. Merino está siendo un secundario de lujo en el torneo. Es un jugador muy competitivo que sale, además, con las revoluciones que exige el partido. En cuatro días, España se hizo un máster de aprendizaje que, posiblemente, le haya llevado de vuelta a Berlín.

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