LAS PALMAS

Y de repente, el drama

Diez días después de firmar su ascenso, Las Palmas se enfrenta a un momento trascendental: no llega el acuerdo con García Pimienta y el lanzamiento de la campaña de abonados.

CARLOS DIAZ RECIODiarioAS

Hace menos de dos semanas que Las Palmas subió a Primera División y ya da la sensación de estar ante una de esas semanas clave que pueden marcar el devenir de los próximos meses. Por un lado, la encasquillada renovación del entrenador, García Pimienta, y por otro, la campaña de renovación de abonos, mientras resuenan ecos del pasado.

Probablemente, dos desafíos, a simple vista fácil de superar pero que en la etapa anterior del club de Pío XII en Primera División horadaron parte del proyecto de Las Palmas desde un plano reputacional primero, y en el deportivo, después.

Porque aquella negociación pública con Quique Setién desgastó innecesariamente la sintonía entre públicas réplicas, contraréplicas y recontraréplicas que generaron demasiado ruido ambiental de forma gratuita en la persecución por dominar el relato de la razón ilusoria, mientras la afición miraba atónita cómo se despedazaban entre unos y otros viendo como su juguete se rompía sólo. Algo que, unido a la posterior no contratación de De Zerbi y a la elección de Manolo Márquez, tras un volantazo, dañaron estructuralmente un proyecto y un equipo que había demostrado capacidad sobrada para mantenerse en la máxima categoría.

Una situación que vive paralelismos con la actual negociación con García Pimienta. La cual no solo no termina de cerrarse sino que además da muestras de correr grandes riesgos de ruptura en medio de informaciones cruzadas. Con todo, el técnico muestra públicamente su pretensión de continuar de amarillo y esa es también la premisa desde la que parte Las Palmas.

Pero no solo de renovaciones se alimenta el drama. Este viernes, el club tiene previsto dar a conocer su próxima campaña de abonados y los aficionados también ponen tiesas las orejas ante lo que está por venir. Y es que fue en una presentación como la agendada para pasado mañana donde los geógrafos pueden encontrar la primera gran falla entre aficionados y club tras el último ascenso. El origen, la subida de precios y un mensaje alejado de la persuasión y mucho más cercano al reproche.

Aquello fundó las bases de una separación emocional entre grada y club que tan solo los éxitos del actual proyecto han sido capaces de recomponer más de ocho años después y de los que son responsables desde la presidencia hasta el último de los jugadores, pasando por el director deportivo y entrenador.

Sin embargo, la sugerencia del máximo mandatario de regresar a aquellos precios ha movilizado la atención de aficionados, como quien se prepara para el impacto, y de agrupaciones como la Federación de peñas, el grupo Ultranaciente y Faro Amarillo para intentar evitar el choque. Aunque de aquel tiempo a este, se ha avanzado en la conversación bidireccional y en aspectos como la sectorización de gradas que huyen de la uniformidad de las pasadas campañas en Primera.

Así pues, la U. D. afronta una segunda mitad de semana llena de minas: la gestión por la renovación del banquillo tras el ascenso y el lanzamiento de la campaña de abonados que pueden generar unas derivadas incontrolables que condicionen el resto temporada. Los primeros pasos de la nueva andadura en Primera recuerdan viejas mañas ya conocidas. Aunque no por ello, se está condenado a repetir los mismos finales. 75 millones de euros por temporada y la paz social están en juego.

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