LEGANÉS

Una pizarra en constante ebullición

La alternancia de modelos en las últimas jornadas y la ausencia de resultados genera debate en el Leganés. En Valencia Borja admitió que se equivocó de partida. Los fichajes enriquecen.

David González

El Leganés no termina de tener definido un dibujo como esquema básico de partida. Y eso, en parte, es buena noticia. Borja Jiménez ha permitido hacer de la variedad una de sus señas de identidad. Una virtud que los rivales ensalzan no sólo por no poder prepararse para cómo inicia el líder los partidos, sino porque muta durante los encuentros. Pero esa virtud no ha terminado de cristalizar en las últimas jornadas en las que los pepineros han hecho de esa indecisión de pizarra, más debilidad que fortaleza.

Ante Oviedo, Valladolid y Levante (dos empates, una derrota) el esquema de la retaguardia, que es lo que modifica sustancialmente el dibujo, fue diferente aunque los nombres, casi idénticos. En El Tartiere Borja Jiménez desplegó un 5-3-2 que en Butarque mutó a 4-4-2 y en Orriols, de nuevo a 5-3-2. Todo con la banda derecha como eje de modificaciones. Si en Oviedo y Valencia el Leganés atacó por ese lado con carrileros y un tercer central de apoyo, frente al Valladolid fue Arambarri el que ejerció de lateral para adelantar la posición de Miramón. Fórmulas que, salvo en Oviedo, no terminaron de cuajar.

Dibujos similares, diferentes versiones

Porque en el Principado, fue el Leganés la versión habitual de equipo casi intocable atrás que, con repliegue y sacrificio, sabe sufrir en defensa. Una fórmula que ya se pudo ver en Eibar, Barcelona o Cartagena. Aquellos partidos se mataron a la contra. Frente al Oviedo faltó ese punto de acierto, pero el despliegue fue bueno. Ocurre que ante Valladolid y Levante la cosa fue diferente. Contra los primeros el Leganés pecó de falta de punch para ir a buscar a un rival al que sólo tuvieron cerca en los últimos minutos, cuando precisamente se agitó la pizarra para ser más ambiciosos. En Levante, el Leganés sufrió con el esquema de partida, como reconoció el propio Borja en sala de prensa.

Probablemente me he equivocado en el planteamiento inicial, porque no estábamos nada cómodos. No podíamos defender a Oriol por dentro. La altura de Carlos y Lozano nos generaba problemas. No hemos podido corregirlo hasta el descanso”, analizaba el preparador. El técnico cambió a Arambarri para dar entrada a Darko Brasanac. Miramón retrasó su posición al puesto de lateral y desde entonces el Leganés cuajó un centro del campo potente que le permitió tener el control del partido.

Miramón, ante el Valladolid, ejerció de interior y no de carrilero. CD LEGANESDiarioAS

Precisamente la presencia de los jugadores recuperados y los fichajes (como Brasanac) añaden más variedades y también debate a una alineación que a lo largo de la temporada ha ido pivotando entre la defensa de cinco y la defensa de cuatro sin distinguir mucho un uso de local o visitante, sino atendiendo más a las circunstancias del rival y el momento de forma blanquiazul.

Más recursos, más variantes

Con la entrada de Juan Cruz o el mismo Brasanac, el Leganés ahora tiene opciones para añadir nuevos formatos. Desde el uso de extremos puros con un delantero centro para rematar, hasta la incursión de cuatro centrocampistas de corte constructivo (ya se jugó así ante Alcorcón y Andorra a inicios de temporada). Mecanismos que quedan en manos de lo que decida un Borja Jiménez que, ante el Alcorcón, podría retornar a mecanismos más ofensivos visto que el rival, crecido, es conjunto más de mantener actitudes defensivas que ofensivas. Un nuevo reto para una pizarra en constante ebullución.

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