Un Leganés al estilo 2016
La combatividad de este Lega recuerda al del ascenso. “Ganas y parece super normal, como entonces”, cuenta Miramón. En puntos, el recorrido desde la jornada 9 es parecido.
Vive el Leganés un momento de euforia llamativo. Los pepineros se sienten en un estado de invulnerabilidad que les hace competir (salvo excepciones contadas) en todos los escenarios posibles. Sean lo complejos y hostiles que sean. El del sábado pasado, por ejemplo, fue de los más duros. Ante el Sporting, con uno menos durante una hora por la expulsión de Gaku Shibasaki, el Leganés no sólo minimizó a un rival complejo (sólo tres puntos por detrás en la tabla al inicio del duelo), sino que incluso pudo aumentar la ventaja del 1-0 con el que, finalmente, ajustició a los asturianos. Arnáiz gozó de varias para hacer que el resultado fuera una victoria cómoda. Amplia.
Fue el triunfo de Butarque la continuación (pero con victoria, eso sí) de los dos últimos partidos disputados ante Levante y Eibar. Ambos se pudieron ganar, aunque acabaron en tablas frente a rivales de altísimo nivel, seguramente ambos candidatos al ascenso directo. De hecho, el primero lo empató Rober Ibáñez en el 92′ cuando ya los de Idiakez se relamían pensando en el triunfo y los de Calleja temían romper su triunfal racha invicto desde el fichaje del técnico alcalaíno.
El 0-0 de Eibar fue también un resultado de músculo e inteligencia. Los armeros apenas incordiaron a Riesgo, mientras que Nyom (remate al larguero) pudo hacer el 0-1. Esta fortaleza colectiva demostrada en estas últimas jornadas y, en especial, desde que el Leganés remontó el vuelo, impulsa al grupo hacia el perseguido objetivo del playoff y le imbuye, además, de una fe comparable a la que sustentó al conjunto que, en 2016, ascendió a Primera.
Las similitudes de Miramón
Aquel Leganés de Asier Garitano, además de contar con una plantilla de calidad, como se demostró con el ascenso, también gozaba de una altísima confianza en ellos mismos que les permitía superar todos los escenarios factibles. Prueba de ellos fueron partidos claves como el triunfo en Oviedo o Bilbao, en los que las cosas se pusieron feas. Muy feas. También los triunfos en Córdoba (remontada con uno menos) o contra el Alavés en Butarque (primer vez líder en su historia más allá del inicio de curso), duelos que tenían cara de perro, pero que el Leganés los resolvió con eficacia rutinaria. Un día más en la oficina.
“Lo piensas. Al final es de los mejores momentos de mi vida. Fue aquel ascenso con el Leganés. Y sí… veo similitudes. Un vestuario muy unido. Estos partidos se ganan y es algo natural. No es nada extraordinario. Ya nos pasaba aquel año. Ibas ganando, ganando y ganando. Y parecía súper normal. Está siendo positivo”, analizó Jorge Miramón tras el triunfo ante el Sporting.
Comparativa de puntos
Este lateral aragonés multiusos para Idiakez (el sábado ejerció de medio centro, su octava posición esta temporada) es el único superviviente de aquella plantilla. Suficiente para contar su experiencia como testimonio importante que, además, tiene hasta cierta traslación en los números. A estas alturas de campeonato el actual Leganés acumula 38 puntos que son ocho menos que los que tenía el de Garitano en aquel ya lejano 2016.
Sin embargo, hace siete años los blanquiazules sumaban diez puntos en la jornada 8 frente a los escasos cuatro puntos que había acumulado en la misma jornada el de Idiakez. Así que, desde la jornada 9, la distancia entre aquel Leganés y el actual es de sólo dos puntos en lo que a ritmo competitivo se refiere. Distancias cortas que también lo son en despliegue y competividad. Lástima, se lamentan aún en Butarque, que precisamente el comienzo desastroso de los pepineros se ahora el único lastre que amenaza con frenar a los pepineros rumbo al playoff.