Un Eibar de capa caída

La tormenta parece no acabar nunca en Ipurua. Esta pasada jornada, el equipo armero volvió a sufrir un nuevo episodio de terror, el noveno consecutivo, y esta vez el mal resultado obligó a los armeros a despedirse de las opciones de ascenso directo. La misión era clara y obligatoria, ganar. Pero un más que dudoso penalti en contra comenzó a poner cuesta arriba el partido. El Eibar volvió a sufrir el trauma que acusa desde hace dos meses y los temblores y escalofríos se adueñaron de los parroquianos azulgranas en Ipurua. Posesión mareada, sin saber muy bien qué hacer con el balón y sin peligrosidad en los últimos metros. A ello, se le añadió la torpeza y la inseguridad y el cóctel dio como resultado una nueva decepción armera. Ahora, la presión parece haber disminuido y el equipo se centra ya en el Playoff de ascenso, eso sí, sin la certeza de saber si estará a la altura de salir vencedor de una fase de ascenso, que por los demás rivales que acompañen al Eibar, será una de las más complicadas de los últimos años.

Hace más de dos meses desde la última victoria del Eibar. Fue el 20 de marzo, cuando remontó en la segunda mitad un 2 a 0 a favor del Mirandés. Desde entonces, los armeros han entrado en un sumidero del que no han conseguido salir con vida, al menos de cara al ascenso directo. Las estadísticas reflejan el preocupante delirio de los armeros durante estas nueve jornadas. De cara al gol, el equipo está negado. Frente al Sporting, el equipo recuperó algo de aire cuando Blanco y Yanis saltaron al terreno de juego. Con un esquema ligeramente más ofensivo y el gol de penalti de Stoichkov, llegó la reacción, tardía, que desencadenaría en el empate. Los armeros suman 7 goles, que no son suficientes para superar a los 11 recibidos en contra. Y es que buscando el gol, el equipo parece haber olvidado no bajar la guardia en defensa. Desde el empate a 0 contra el Andorra, el equipo ha recibido goles en todos los encuentros, un dato que contrasta con la efectividad en defensa de la que ha gozado durante toda la temporada. Ahora, el Eibar sigue sin conceder muchas jugadas atrás, sin embargo, las pocas que tienen los rivales, les sirve para ser letales. 8 fueron los tiros que realizó el Sporting, y tan solo 3 fueron a puerta, de los que entraron dos. En el otro área, en cambio, 17 disparos azulgranas, de los que 6 fueron a puerta y tan sólo 2 fueron gol.

Decir adiós al ascenso directo, por lo menos servirá para que el Eibar viaje a Huesca sin presión. No tener esa losa encima puede ser una buena ocasión para que Garitano haga pruebas de cara a la fase de ascenso. Eso sí, una victoria es algo que el Eibar necesita como el comer. En primer lugar, para revitalizar los ánimos, y en segundo, para contemplar la posibilidad de adelantar posiciones y conseguir una que otorgue un mejor calendario en el Playoff.