Un centenario con futuro incierto

Las inconfundibles cabalgadas de José Joaquín Matos por la banda izquierda del Burgos alcanzaron en Andorra el centenario de partidos. El carrilero utrerano, que es uno de los 15 futbolistas que acaban contrato el próximo 30 de junio, fue suplente por primera vez en la temporada, lo que no impidió que llegase a dicha cifra redonda al saltar al terreno de juego en el minuto 74. Supuso dicho encuentro el número 37 en la presente campaña, en la que más ha jugado desde su llegada a El Plantío.

El hombre del inconfundible bigote empezó el curso envuelto en la controversia generada por la acción fortuita sobre Giuliano Simeone que llevó al argentino al quirófano, después de una fractura de tibia y peroné que desencadenó un tormento. Para ‘El Cholito’, a quien le aguardaban meses de recuperación, pero también para Matos, puesto que recibió insultos, e incluso amenazas de muerte, en vísperas del inicio liguero y a pesar de disculparse públicamente con el atacante.

Aquel episodio le llevó a apartarse durante un tiempo de las redes sociales y, como reconocería tiempo después, a vivir la peor experiencia de su trayectoria deportiva. Sin embargo, arropado por Bolo y por el vestuario, favorecido por la falta de un competidor claro por su posición, se rehizo como sabe: corriendo junto a la línea de cal. Desde la primera fecha fue titular y en octubre profirió su primer grito sagrado como jugador del Burgos; marcó por primera vez como blanquinegro en un estallido provocado por una jugada ensayada y un toque delicado desde la frontal, a la salida de un córner, que se coló por la escuadra del Villarreal B.

Apenas dos semanas más tarde, seguiría con su florecer goleador con el segundo de los tres goles que lleva: de nuevo en casa, ante su gente, cuyo espíritu encarna con su esfuerzo hasta el último segundo, en el que rescató un punto y salvó el -entonces- invicto, aprovechando para resolver con un zurdazo, abajo pegado al palo, una jugada embarullada. El tercer tanto llegaría fuera, en Cartagena, para acabar de derribar el muro de Carthago elevado por Calero, su gran valedor los dos años anteriores.

Aunque ha pasado tiempo desde entonces (cinco meses; la visita al Cartagonova fue a mediados de diciembre), el estatus de Matos se ha mantenido e incluso ha adoptado un carácter más esencial aún, ya que donde otras veces tenía a un Fran García dándole relevo o a Raúl Navarro ejerciendo de multiusos como alternativa de fondo de armario, la lesión de su viejo compañero, con el que lleva compartiendo vestuario desde hace casi una década, le dejó casi como única opción, con Ander Martín como recurso ofensivo o con Anderson Arroyo como elección a pie cambiado.

Y todo mientras acaba contrato el 30 de junio y, como dijo en febrero, desea continuar como blanquinegro. Fue rotundo entonces; manifestó que se encuentra “muy a gusto” en Burgos, donde levanta al público con sus galopadas. Es uno de los 15 futbolistas que terminan su vínculo al final de temporada, lo que dará trabajo a Michu en las próximas semanas. Dado que lleva más de 3.000 minutos con Bolo en el banquillo y ocho goles llevan su rúbrica (tres anotados y otros cinco ejerciendo como asistente), cabe esperar que continúe cabalgando por El Plantío el año que viene.

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