GRANADA
Tsitaishvili, el nómada encuentra su lugar
El extremo georgiano se estrenó como goleador con el Granada, donde se ha convertido en un fijo en el once.
La vida de Giorgi Tsitaishvili (Rishon LeZion, Israel, 2000) es la de un nómada. A sus 23 años, se ha pasado prácticamente toda su vida cambiando de país, cultura e idioma. De un sitio a otro, primero siguiendo a su padre, Klimenti, que también fue futbolista profesional, después intentando hacerse un hueco en la élite del fútbol internacional. En Granada está viviendo su séptima cesión, pero esta vez parece que ha encontrado su sitio. Porque Gio, o Jorge en español, está donde quería estar. “Uno de mis mayores sueños era jugar en España”, dijo en su presentación. Y en la ciudad de la Alhambra está gozando de confianza y estabilidad para demostrar el futbolista que realmente es.
El pasado domingo, Tsitaishvili marcó su primer gol con la horizontal rojiblanca. El internacional georgiano metió la puntera de su pie izquierdo para adelantarse al guardameta del Burgos tras la asistencia de Uzuni. Buen movimiento de desmarque y definición del georgiano que se le vio con muchas ganas. Su primer tanto llega después de ser titular en seis de los siete partidos (faltó por estar con su selección), aunque en ninguno de ellos ha completado los 90 minutos. Se quedó cerca del gol en su debut ante el Albacete, pero se estrelló en el palo y frente al Elche dio su primera asistencia de rojiblanco. Gio está cada día más integrado y, sobre todo, se entiende mejor con Uzuni, lo que es una gran noticia para el Granada. Y para el georgiano, que al fin parece que ha encontrado su casa.
La vida de Gio no ha sido fácil. Hijo del futbolista georgiano Klimente Tsitaishvili, nació en Israel, donde en el año 2000 su padre estaba jugando en el Hapoel de Ironi Rishon LeZion. Siguiendo los pasos de su progenitor, pasó por Tel Aviv y Holón en tierras hebreas. Entonces volvieron a casa, a Georgia, de donde es natural Klimente, para jugar en Poti. De los tres a los diez años estuvo en Chipre, donde su padre pasó por cinco equipos antes de regresar a casa, al Zugdidi georgiano, donde ejerció de jugador entrenador antes de retirarse. Entonces, Gio tenía sólo 14 años y ya soñaba con ser futbolista.
Para ello se fue a la academia del Dynamo de Kiev. Allí creció como futbolista y, evidentemente, se hizo con la nacionalidad ucraniana. Tanto es así, que aún hoy pertenece al conjunto ucraniano. Con sólo 18 años, debutó con el conjunto ucraniano en la final de Copa contra el Shakhtar Donetsk. También tuvo minutos en la Europa League. Un extremo con mucha clase y un gran uno contra uno que no pasó desapercibido para los técnicos de la selección ucraniana que, desde los 17 años, empezaron a llamarlo para las categorías inferiores. Aún en Kiev, llegó su gran éxito. Con sólo 19 años, Tsitaishvili fue llamado para disputar el Mundial Sub-20 de 2019 en una selección en la que también estaba Lunin. Jugó cinco partidos en el torneo, marcó un gol, a Corea del Sur, y se proclamó campeón del mundo con la bandera ucraniana.
Dos años más tarde, Gio renunció a la ciudadanía ucraniana y optó por defender los colores de Georgia, el país por el que había luchado su padre (entonces en inferiores porque nunca llegó a la absoluta) y donde habían nacido sus abuelos. Era algo que Tsitaishvili barruntaba hacía años y así lo explicó en una entrevista en Ucrania: “Quería ir, si no recuerdo mal, incluso antes del Campeonato del Mundo de 2019. Pero por respeto a Igor y Grigor Surkis, no lo hice. La razón es la patria. Siento quién soy, estoy orgulloso de mi patria, sé que soy ante todo georgiano. Sé que Ucrania es mi segundo hogar. Todavía mantengo la mano en el corazón cuando suena el himno nacional de Ucrania. Esto no significa que haya traicionado a ningún país. Soy georgiano desde el principio. Tomé la ciudadanía ucraniana para jugar en el Dynamo. Tenía parientes por línea de mi abuela. Me preguntaron si tengo familiares, dije: “Sí”, me pidieron que cambiara mi ciudadanía. Por eso decidí cambiar. Pero yo era originalmente georgiano cuando llegué. Pero decidí cambiar por las actuaciones en el Dynamo, no pensé en la selección nacional ni en nada más. Mi abuelo quería que jugara en la selección de Georgia. Cuando se fue, tomé la decisión final de dedicarle esto”.
Su paso a Georgia le sirvió para también hacer historia con la selección, porque Tsitaishvili fue uno de los héroes que llevó a Georgia a la última Eurocopa de 2024, en la que se enfrentó con España y ganó a Portugal. Ya tenía claro a qué país quería representar en selecciones, ahora le faltaba hacerse con un sitio en el Dynamo. Pero no llegaba. Así, que volvió a su vida de nómada. Se fue al Chernomorets ucraniano, después pasó por el Wisla de Cracovia polaco, llegó al Lech Poznan también el país polaco y regreso a Georgia para jugar en el Dinamo Batumi, su último destino antes de fichar por el Granada. Fue en su país donde más rendimiento dio, eso sí, en una liga menor, jugando 34 partidos y anotando cinco goles.
“Mi mujer tiene una casa en España. Mi hija nació aquí. Cuando el Granada me comentó de venir no lo dudé.El Granada es un club histórico. Voy a darlo todo para defender estos colores“, sentenció cuando llegó a la ciudad de la Alhambra. Ya sabe algo de español y su adaptación es total. “Prefiero que me llamen Gio, así es como lo hacen mis compañeros, pero sé que en España me pueden llamar Jorge sin problemas”, dijo en su presentación. Jorge ha encontrado su casa. El nómada parece ya asentado.
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