Show de Izeta en Riazor para situar segundo al Mirandés

El partido que cerraba el año en Riazor entre Deportivo y Mirandés era un duelo entre el vértigo y la solidez. Entre el talento y la improvisación de los Yeremay y compañía y el rocoso orden coral de los de Lisci. El resultado del cruce de estilos no tuvo discusión ni color, fue un festival sin dobleces para el equipo jabato. Tres puntos para convertir a la revelación en un aspirante a todo. Y es que con los resultados de la jornada, el Mirandés adelanta al Racing para cerrar la primera vuelta en ascenso directo. Todo un milagro, pensaran algunos. Lógico con la regularidad, seriedad y buen trabajo, pensarán otros. La exhibición llevó el nombre propio de Urko Izeta, que transformó todo lo que tocó en oro para firmar un hat-trick que no olvidará. La alegría rojilla contrasta con la decepción local. Con un Depor que hace cuatro días soñaba y que se va de vacaciones con tres puntos del margen con el descenso, pero con la sensación de que las miradas están hacia sus espaldas y no hacia el cielo.

La primera gran duda era conocer los onces iniciales elegidos por los dos técnicos. Saber cómo estaban de verdad la larga lista de tocados con la que contaban ambos equipos. En el Depor, el once esperado con Obrador como refresco y Lucas Pérez de vuelta tras cumplir sanción. En los visitantes no hubo milagro Panichelli con Izeta como su relevo en el ataque. A diferencia del jueves ante el Castellón, el duelo cambió la aceleración por la calma y el orden. Un primer cuarto de hora en el que los únicos sustos llegaron por las extrañas impresiones de Helton en los blocajes y salidas. Un partido para masticar, no equivocarse y cazar al rival en algún detalle. El primer pequeño error lo cometió Pablo Martínez en el minuto 26 y la jugada acabó con un cabezazo picado de Joel Roca que Helton, esta vez sí, sacó con seguridad. El siguiente detalle fue de calidad. De un Mella que recorrió todo el balcón del área hasta sacar un remate para que Raúl Fernández estrenase los guantes.

Con todo tan táctico y físico fue el turno de la polémica. Un remate flojo de Joel Roca tocó en la mano después de rebotar en su pierna de un Soriano que ya estaba de espaldas. Con todo, Fuentes Molina lo vio claro y ni siquiera pasó por el VAR. Urko Izeta disparó raso a la derecha de Helton, que lo adivinó y paró, pero en su rotación el balón acabó dentro. El golpe desconcertó a un Depor en el que aparecieron nervios, desajustes defensivos y despejes erráticos. En uno de ellos, Joel Roca cazó una volea cruzada con gran calidad para poner el 0-2 en sólo cuatro minutos y dejar a Riazor preguntándose qué había pasado.

Con un Mirandés que en toda la temporada nunca perdió un partido en el que se había adelantado, al Depor sólo le quedaba la heroica por el marcador y la solidez del rival. Diez minutos tardó el equipo jabato en decirle a Riazor que allí mandaba él. Los coruñeses ni hicieron cosquillas al entramado de Lisci a pesar de la necesidad mientras que los rojillos volvieron a desnudar la defensa local con un fantástico pase de Alberto Reina al espacio que Izeta resolvió con un preciso remate cruzado para poner la puntilla al partido. Al partido, que no a su actuación porque el delantero vasco firmó su hat-trick con un remate sutil y sublime tras un centro de Joel Roca. Para rematar el desastre blanquiazul, Villares se marchó a la calle al poco de entrar por una roja directa tras una entrada temeraria. Sin duda, día para olvidar en Riazor en el que por primera vez se vio a un Gilsanz superado y sin ser capaz de encontrar soluciones a ninguno de los problemas que le planteó el partido.

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