Rubén Peña, 3.494 días después

Rubén Peña es jugador difícil de definir. Dice su actual DNI futbolero, con 34 años, que este abulense de brazos tatuados y sonrisa pícara forjada en las calles de su Ávila natal, que se trata de un lateral derecho ofensivo. Error. Rubén Peña es todo en uno. Al menos de alma. Asunto diferente es que el físico le dé para ejercer su espíritu en plenitud, como ya hizo hace diez años cuando, en el Leganés, jugó de lateral (también izquierdo), extremo, mediapunta o delantero centro.

Estas últimas posiciones son las que más le gustan. Rock and Roll del área. Lo demostró ayer domingo cuando, en un balón de gol que tenía ya la firma de Juan Cruz, quiso el palo izquierdo de la meta del Ceuta que la pelota no entrara. Pero ahí estaba él, ratonil aprovechado del gol que, con espíritu de cazagoles, ése que nunca le ha abandonado, embocó al palo contrario el tanto del 0-1. Rubén Peña 3.494 días después.

Un Rubén más líder

Es el tiempo que pasó entre ese tanto al Ceuta y el último que había marcado con el Leganés casi diez años antes. Entonces fue ante la Ponferradina, en un triunfo pepinero que data del 23 de abril de 2016. Resultado final: 3-0. Goleada rumbo a Primera. Mes y medio después, el Leganés ascendía a la élite con él, con Rubén, convertido en un héroe interrumpido. El trato que los antiguos propietarios le dispensaron hizo que decidiera hacer las maletas e irse al Eibar, donde comenzó un recorrido ininterrumpido de nueve campañas en la élite.

Sólo ha bajado a Segunda abandonando el púlpito en el que logró ganar con el Villarreal una Europa League para retornar a un Leganés en el que ya no es el mismo Rubén Peña de aquel curso del ascenso. Es mejor. Al menos en lo que se refiere a madurez y liderazgo. En cuanto a personalidad y desempeño grupal.

Capitán in pectore

Un capitán que, para sorpresa de nadie, vio como sus compañeros lo votaban como uno de los cuatro capitanes de esta temporada, campaña de brazalete ‘mancomunado’ en el que Jorge Sáenz se mantuvo por elección de Paco López como primer capitán. Dice el reparto oficial que, tras Jorge Sáenz, Rubén Peña, Diego García y Juan Soriano ejercen como dueños de la prenda y en ese orden.

La realidad es que, por influencia y peso en el vestuario, Rubén está muy cerca de ser casi un capitán a la misma altura de Jorge Sáenz. Lo demostró que, tras la caída ante el Burgos, partido en el que Paco López llegó a poner a Rubén Peña de central, fue él, Rubén, el encargado de dar la cara ante los medios. Después en el túnel de vestuarios, mantuvo una reunión con los responsables de la dirección deportiva. El club sabe que su voz cuenta. Y sus compañeros, también.

Esencia del Leganés

Voz de la serenidad y los pies puestos en la tierra que representa como pocos el espíritu del Leganés, ése que mamó de la mano de Garitano durante sus dos temporadas de blanquiazul y que ha ido cincelando en clubes siempre de perfil similar al pepinero en cuanto a sus valores: a saber, Eibar, Villarreal y Osasuna.

Esquema de valores que ahora aplica al Leganés para, desde fuera del verde y dentro, ejercer el liderazgo que de él se presuponía cuando se anunció su vuelta a un equipo en el que, en lo que a rendimiento se refiere, está siendo de lo más destacado de la temporada, especialmente cuando se despliega en un 5-3-2 que luce laterales ofensivos con opción de pisar el área y, o bien poner centros medios (como ya hizo con Alex Millán ante el Málaga) o bien ser él mismo el rematador de las jugadas y poner, así, fin a largas ausencias de gol. Rubén Peña, 3.494 días después.

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