Puado impone su ley

Un tempranero gol de Puado, al que el Real Zaragoza rehabilitó hace cuatro años, decidió la victoria del Espanyol en La Romareda el día del reestreno de Víctor Fernández, recibido con ovación de gala, y del debut de Manolo González en el banquillo perico. El equipo aragonés acusó el 0-1 y jugó atascado en la primera parte, pero en la segunda se hizo con el mando por completo del partido y mereció mejor suerte frente a un rival que se puso en modo de supervivencia y se lleva un triunfo muy valioso en su carrera por el ascenso directo.

En su cuarto episodio en el Zaragoza, Víctor Fernández presentó hasta cinco novedades en su alineación (Mouriño, Lecoeuche, Francho, Mollejo y Bakis), aparcó el desventurado 5-3-2 de Velázquez y ordenó a su equipo en un 4-2-3-1, mientras Manolo González apostó por un 4-1-4-1 e introdujo tres cambios en su debut en el banquillo del Espanyol respecto de la pasada jornada con Ramis: Brian Oliván, Rubén Sánchez y Álvaro Aguado entraron por Sergi Gómez, Salvi y Keita Balde.

Al Zaragoza pretendió empujarlo una Romareda entregada con un lleno hasta la bandera, pero el partido se le puso enseguida de cara al Espanyol, gracias a un remate a bocajarro de Puado a centro de Brian Oliván, lo que obligó al equipo aragonés a jugar desde el minuto siete a remolque y frente a un rival que se replegó con el 0-1, que se defendió con suficiencia y que fue muy vertical en sus contragolpes. El Zaragoza fue creciendo en torno a la pelota, pero sin acabar de comprometer al Espanyol por falta de fluidez y de precisión en la zona de tres cuartos. Control y poco más. La ocasión más clara en toda la primera parte fue una falta muy cerrada de Toni Moya que estuvo a punto de sorprender a Joan García. Lo demás fue un querer y no poder. O un no saber. Pura impotencia. Ni un tiro a puerta. Bakis, titular cuatro meses y medio después, disfrutó de un par de balones con cierta ventaja, pero los malogró por su extrema lentitud.

Tras el descanso, en el Espanyol Pere Milla entró por el goleador danés Braithwaite, lastimado en una rodilla. Y su salida fue providencial, porque en el minuto 50 salvó bajo palos y con el portero batido un cabezazo de Francés que era el empate. Esa acción disparó al Zaragoza, que acto seguido reclamó un penalti por mano de Víctor Ruiz, que el árbitro juzgó como involuntaria, y tuvo otra vez la igualada en un remate de media chilena de Bakis a centro de Francho que se marchó por encima del larguero. El Espanyol, que también perdió a Brian Oliván por lesión, desapareció y el Zaragoza ofreció sus mejores minutos en medio año, nada que ver con el tramo final de Escribá y prácticamente toda la lastimosa ejecutoria de Velázquez, pero el gol no llegaba y Víctor Fernández metió de golpe al campo al juvenil y debutante Liso y a Iván Azón por Mollejo y Bakis. El propio Liso y Francés tuvieron el empate en los instantes finales, pero el Espanyol no se descompuso nunca y se lleva de La Romareda tres puntos de oro en su carrera por el ascenso directo.

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