LEGANÉS

Portería, la batalla que no cesa

La meta del Leganés es espacio de alta competencias y cambios constantes. Ahora la lesión de Dani Jiménez ha abierto la puerta a un Diego Conde que ha respondido con gran nivel.

AMAIA ZABALODiario As

La portería del Leganés es una batalla que no cesa. Batalla de competencia sana. Batalla por lucir virtudes para ayudar al bien común. Pero batalla, al fin y al cabo. En la última década pocos han sido los momentos en los que la estabilidad se ha adueñado de un puesto que, especialmente con el descenso a Segunda, ha sufrido especial agitación. Capítulo que ahora parece tomar de nuevo visos de cruenta competencia con Dani Jiménez y Diego Conde como protagonistas. La pugna, continúa.

Bendita pugna, que decía en la previa de la visita del Huesca Borja Jiménez al ser preguntado directamente por el asunto, visto que Diego Conde, sustituto temporal del lesionado Dani Jiménez (veremos si después, relevo definitivo del lebrijano) ha sumado dos actuaciones brillantes. Primero, los diez minutos en los que sostuvo al equipo frente al Albacete en Butarque (salió por Jiménez y brilló entre palos) y, sobre todo, ante el Eibar durante el duelo completo de Ipurua. Allí evitó un par de goles con estiradas de agilidad y reflejos, de esas que valen tantos puntos casi como un tanto a favor.

“Estamos muy contentos con los dos. Cuando han estado en el once lo han hecho fenomenal. Tanto Dani Jiménez, como Diego en las dos últimas jornadas. Bendito problema tener benditos porteros, que es una demarcación complicada…”, afirmaba el técnico abulense. El discurso suena parecido al que ya enunció la pasada temporada Imanol Idiakez. Entonces las circunstancias fueron similares a las actuales.

Déjà vu en la portería

En la octava jornada, Dani Jiménez se lesionó de gravedad en un hombro (esta vez sólo ha sido una pequeña rotura muscular) y dejó el puesto a Asier Riesgo, sobre el papel, teórico suplente. Acabó asentado en el puesto en la que quizá fue mejor temporada del guipuzcoano como portero del Lega. Y todo pese a sus 39 años. Tanto fue así, que ese brillante cierre fue clave para que Riesgo decidiera retirarse. Quiso hacerlo en la cumbre. Y lo consiguió.

Claro que el tema abrió cisma en la meta. En el penúltimo día de mercado invernal Dani Jiménez pidió salir para, cuando ya tuvo luz verde del club, retractarse del paso quizá movido por no tener ofertas en firme y definitivas. El caso es que aquello no sentó bien al sur de la capital. Tanto es así, que Conde fue el primer fichaje del verano en el Lega precisamente para prever que Jiménez continuara con la decisión de irse. No fue así (aunque su entorno deslizó que no era opción tan descabellada) y acabó asentándose en la pizarra de su entrenador fruto a una buena pretemporada.

Dani Jiménez, durante la pretemporada del Leganés.Juan AguadoDIARIO AS

La coctelera Riesgo-Villar-Jiménez

Esa batalla ‘fratricida’ entre porteros pepineros alcanzó su máximo punto de ebullición hace dos campañas, en la temporada 21-22, cuando los tres guardametas pepineros fueron alternando en una rotación irregular que no terminó de dejar claro cual de los tres arqueros era el titular. Comenzó Riesgo (20 partidos en total), para dejarle luego el puesto a Iván Villar (10 encuentros para el ahora titular del Celta de Vigo) y acabar con Dani Jiménez siendo el fijo (13 partidos tras llegar en el mercado invernal).

De aquel curso lo más llamativo fue la suplencia de un Villar al que Garitano concedió la titularidad. Cuando lo relevó Nafti se la quitó. Y pese a que le devolvió el puesto tras alguna buena actuación copera, un mal partido en Burgos (4-0 para los locales) lo relegó definitivamente hasta incluso apartarlo de las convocatorias. A su vuelta a Primera, con el Celta, Iván volvió a jugar como un habitual: 21 partidos el curso pasado y los cuatro de la temporada actual, ya con Rafa Benítez a los mandos del Celta.

Iván Villar celebra el penalti que le paró a Rodrygo en la segunda jornada de esta temporada con el Celta. MIGUEL RIOPAAFP

Otras ‘batallas’

Pero este episodio de inestabilidad no es el único. En la 20-21 la batalla Cuéllar – Riesgo acabó con la suplencia y salida del primero después de cuatro cursos en Butarque. En el segundo de ellos, tuvo que resistir la presión de tener a Lunin (recién fichado y cedido por el Real Madrid) por el que se reclamaba la titularidad. Y

en la 16-17, lo nunca visto: el Leganés tuvo cuatro porteros. Serantes (que se lesionó de gravedad al inicio de curso), Brignoli (ahora en el Panatinaikos y portero de escaso nivel a su paso por Butarque; se marchó en enero), Iago Herrerín (fichado de urgencia y finalmente clave en la buena temporada del Lega) y Diego Barrios (chico del filial que tuvo que dar la cara en un buen partido ante el Eibar por expulsión de Herrerín).

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