Pacheco, el ‘parapenaltis’ que creció entre Casillas y Mourinho

Es habitual que un portero detenga un penalti. Pero es excepcional que lo haga dos veces en un mismo partido. Fernando Pacheco fue sin duda el protagonista de la primera jornada de la Liga Hypermotion en el que fue el estreno del Espanyol, el candidato al título, en el Carlos Belmonte de Albacete (1-1). En un encuentro gris de los blanquiazules, que jugaron sin refuerzos, el meta rescató un punto al detenerle a Manu Fuster dos penaltis en apenas 18 minutos. El primero, en el minuto 25 al volar al lado derecho y desviar al palo el tiro del talento del equipo manchego, que dudó en el segundo lanzamiento (minuto 43) y lanzó flojo y al medio. Pacheco ganó la guerra psicológica y mostró su “compromiso” a seguir en el club perico pese al interés de otras entidades en este mercado.

Quizás, esa agilidad e intuición, la aprendió de Iker Casillas, su ídolo con el que compartió entrenamientos en sus años juveniles en el Castilla (2011-2015). Formado en Puebla de Obando, su pueblo en el que comenzó a ser de portero porque era el más bajito (”de portero siempre jugaba”, dijo en una entrevista reciente), luego se fue al Flecha Negra de Badajoz hasta que con 14 años dio el salto a Madrid. Valdebebas fue su casa. Al comienzo el costó adaptarse a los métodos de los entrenamientos específicos de porteros, porque nunca había tenido un técnico individualizado, pero siguió los pasos marcados y progresó hasta el primer equipo. La evolución de Pacheco fue natural.

Si Casillas era su ídolo (junto a Gianluca Buffon), logró compartir vestuario con él en un momento ardiente en el vestuario con Jose Mourinho como técnico. En diciembre de 2011, Pacheco debutó oficialmente en la Copa del Rey ante la Ponferradina (5-1) sustituyendo a Adán. Era el decimocuarto canterano que le daba la alternativa el técnico portugués, por lo que superaba la cifra de 13 de Vicente del Bosque. La gracia acompañó al meta, que en la campaña 2014-15 con Carlo Ancelotti en el banquilllo aceptó el rol de tercer portero. No jugó ni un minuto. Pero fue un máster acelerado.

Preparado ya con 23 años, el meta jugó siete temporadas en el Alavés. Media vida deportiva. Jugó 253 partidos, vivió un ascenso y un descenso, hasta que acabó contrato y se fue al Almería. Una apuesta que no le salió bien. Duró cinco meses hasta que lo rescató el Espanyol, que pagó 2,35 millones en enero pasado. De nuevo vivió un descenso. No logró corregir el pacenese los problemas en la meta del Espanyol, pero el fútbol le ha dado la oportunidad de remendarlo este curso pese a que otras entidades de Primera se han interesado por él. El mercado sigue abierto, pero Pacheco tiene todos los números de seguir después de su exhibición ante el Albacete.