Niño salva la cara a Alfonso Herrero y deprime al Pucela

Se puede decir de todas las maneras posibles, pero el mensaje es el mismo. En un deporte donde la salsa son los goles, el Real Valladolid es el equipo más insípido. Le cuesta horrores marcar y cuando lo hace, 277 minutos después, ve como el rival aprovecha su primer remate para empatar. Y, después, lo de siempre. Acumula muchas ocasiones, pero se encuentra con una pared. Unas veces por el meta rival, que hizo varias paradas de mérito, y otras por la propia inoperancia a la hora de culminar. Lo cierto es que el dominio y las ocasiones, los merecimientos, no se ven premiados con goles, con victorias, ante un rival que con Funes suma cuatro puntos de seis.

Peter Federico se reinvindicó nada más comenzar el partido. Tras sus dos fallos de cara a portería en Anoeta aprovechó una gran presión de Marcos André sobre Alfonso Herrero, que no se esperaba la aparición del brasileño. El meta despejó como pudo desde la frontal del área, pero el balón le cayó al hispanodominicano que, desde 35 metros, embocó para adelantar a los pucelanos y romper la racha de 277 minutos sin marcar. Los pucelanos realizaban una presión sensacional que le permitía robar muchos balones a pesar del gran trabajo de Izan Merino, 19 años, que, con una gran personalidad, llevaba el peso de su equipo. Amath también intentó marcar su gol desde 40 metros, aprovechando que el meta malagueño estaba muy adelantado, pero el balón se fue por poco. El Málaga, por su parte, tocó mucho, sobre todo, después del ecuador del primer tiempo, pero sin generar demasiado peligro en la portería de Guilherme.

Los pucelanos salieron muy enchufados en la segunda parte y pudieron doblar su ventaja, pero no acertaron. Lachuer no fue capaz de rematar un balón perdido en el área. Precisamente el francés metió un pase sensacional a Federico que, solo ante Herrero, falló el mano a mano, recuperando viejos fantasmas. Todavía en los primeros 10 minutos, Torres cabeceó dentro del área, pero no acerto. Y ya lo dice el refrán del fútbol, “cuando perdonas lo acabas pagando”. En el primer remate malagueño empató. Gran pase de Víctor a la cabeza de Niño que acertó para poner las tablas. Con el empate, el partido entró en una fase en la que el Pucela buscaba la victoria, pero los andaluces eran los que helaban los nervios pucelanos con cada acercamiento como el lanzamiento de Niño o Lobete desde la frontal que hizo intervenir a Guilherme por dos veces. La tuvo Chuki al cabecear a la madera un gran centro de Iván Alejo, que repelió la opción de marcar y de ganar... pero no es el año de los rematadores blanquivioletas.

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