Mercado quieto, inquietud presente

A pesar de las sensaciones generales de dominio y de las ocasiones que llegó a crear ante el Mirandés el Real Valladolid, una sensación sobrevuela el entorno: a dos semanas del inicio liguero, los ajustes que quedan por hacer son numerosos. Quizás menos en lo táctico, si se tiene en cuenta que el conjunto blanquivioleta poco a poco ha ido mostrando algunos retazos de lo que quiere Paulo Pezzolano, mostrando por momentos, acierto en la presión, en la combinación o en la verticalidad. El ritmo, cabe esperar, irá en aumento según avancen las sesiones, aunque hay otra cuestión que, aunque también se aguarda, preocupa.

Los apenas 12 jugadores de la primera plantilla de los que dispuso el entrenador charrúa en Anduva se antojan pocos a 12 días del debut liguero. Javi Sánchez, David Torres y Kike Pérez están lesionados. De los cedidos que retornaron, Malsa, Narváez y Hugo Vallejo, no hubo rastro. Tampoco de quienes están a la espera de que se abra la puerta de salida ni de Kenedy, que se encuentra ya en Grecia esperando a que se cierre su pase a Olympiakos. Sumando sus situaciones, o, más bien, dejando fuera de la ecuación a aquellos que no parece que vayan a formar parte del plantel más allá del 1 de septiembre, faltan refuerzos. Unos cuantos.

“Estamos todos igual; el mercado está quieto, en sí, no es que nosotros no tengamos los jugadores y los otros los tengan. Sabemos que tienen que llegar jugadores y esperamos que estos días vayan llegando y fortaleciendo el equipo”, valoró todavía en Miranda de Ebro un Paulo Pezzolano que se mostró “muy tranquilo” porque está viendo “evolución”. “A veces, cuando no convertís, parece todo malo, pero en general los chicos, y los del Promesas, lo están haciendo muy bien”, dejó, asimismo, como reflexión el técnico. Los chicos más jóvenes, efectivamente, están respondiéndole a la confianza y ganándose tener presencia... como complementos.

Mario Maroto y Tunde son quienes mejores prestaciones están ofreciendo por ahora. Goleadores en los dos primeros amistosos y a un nivel competitivo en el tercero, acumulan elogios de una afición que aplaude su participación en redes sociales y que incluso ovacionó sus actuaciones contra el Rayo Majadahonda en Laguna de Duero. Sin embargo, los goles que ellos hicieron (solo han visto puerta hasta ahora Maroto, Tunde y Cédric) escasean aun cuando las ocasiones se generan. Y, para ser candidato a estar donde el Real Valladolid debe, el talento ofensivo debe mostrar una resolución que puede no preocupar todavía, pero sí inquieta.

Aunque la valoración primera y la más sencilla es que el conjunto vallisoletano se encuentra aún en pleno proceso de preparación, es tan real esa premisa como que la temporada pasada, hasta la llegada de Cyle Larin, faltó gol. Y la Segunda División, por más que sea un escalón inferior al de entonces, no perdona: estar arriba requiere de un nivel de competitividad alto que llega, como resulta lógico decir, a partir de la capacidad goleadora. En este sentido, Fran Sánchez reconoció que barajaba la llegada de dos delanteros. Marcos André, el primero, está en capilla. Pero aún queda.

Entretanto, mientras llegan los fichajes, Pezzolano trabaja ya con lo que parecen ser las bases de un eventual once; no en vano, a ello se parece el alineado contra el Mirandés, que sumó minutos (90, en algunos casos) pensando ya en la primera cita liguera de próximo día 11 ante el Real Sporting. Ese Masip; Luis Pérez, Víctor Rofino, Boyomo, Escudero; Monchu, De la Hoz, Raúl Moro, Iván Sánchez, Tunde; y Sergio León tiene bastantes visos de tener continuidad, como puede que se vuelva a ver el miércoles ante el Rayo Vallecano en el Trofeo Ciudad de Valladolid.