Leganés, un éxito con alfileres

Las alineaciones de este Leganés lanzado (nueve partidos seguidos invicto, 21 de los últimos 33 puntos) se han convertido en las últimas jornadas en un ejercicio de albañilería. Elección de futbolistas para tapar agujeros más que para conjuntar a los mejores. Porque los problemas se acumulan en la descompensada plantilla pepinera, ésa que el propio Imanol Idiakez, su entrenador, reconoce que quedó coja tras un mercado estival accidentado.

Para la próxima visita a Andorra (sábado, 19:00) las piedras en el camino tienen nombre de piezas ilustres. El técnico guipuzcoano no podrá contar ni con Juan Muñoz, ni con Rubén Pardo, ambos sancionados. Tampoco está claro que Gaku Shibasaki llegue a tiempo desde el Mundial para si quiera formar parte de la convocatoria. Panorama complejo que se une a otras variantes que dibujan una ecuación color gris oscuro. La visita al Principado, una de las complejas del curso, llega condicionada. Muy condicionada.

Cansancio, césped, sanciones…

Esos otros factores apuntan, por ejemplo, al evidente cansancio físico que acumulan unas piernas por momentos sobrepasadas de revoluciones. Precisamente esa incapacidad para poder hacer movimientos en ciertos puestos ha hecho que haya jugadores con más minutos de los que deberían. Tampoco ha ayudado un calendario especialmente comprimido para el Leganés, que en menos de una semana va a jugar tres partidos con, por ejemplo, menos de 72 horas de descanso entre el primero de la tanda (ante el Villarreal B) y el segundo (el del martes pasado, ante el Mirandés).

No es un buen panorama al que se une, por cierto, el mal estado del césped de Butarque. La aparición de un gusano parásito lo ha dejado blando. Inestable. Y en esa inestabilidad los músculos de los jugadores se han cargado más de la cuenta justo cuando menos opciones había de rotaciones. Idiakez ya ha avisado que seguirá en mal estado varias semanas. El asunto se cronifica y lastra también las rotaciones blanquiazules.

Rotaciones forzadas

Las primeras, casi forzadas por este guion de exigencia, han ido produciéndose en los últimos días. Los laterales son, quizá, el puesto que más se está agitando. Josema, Durmisi, Miramón y Cissé se han ido intercambiando en puestos que no son en algunos casos los suyos. Sucedió ante el Villarreal B, cuando Cissé (carril diestro) y Miramón (izquierdo) jugaron fuera de ubicación. Y bastante bien, por cierto.

También hubo rotaciones ante el Mirandés. Por ejemplo, Iker Undabarrena, pivote al que la lesión de Yvan Neyou dejó solo en el puesto durante varios meses, tuvo su ración de oxígeno ante el Mirandés. El problema fue dio entrada al propio Neyou sin que el camerunés estuviera especialmente adaptado. Lógico tras tanto tiempo sin competir. De hecho, se trataba de su primera titularidad en todo el curso. No fue su mejor partido, algo que agigantó más si cabe la Undabarrenadependencia de este Leganés sin más jugadores de sus características.

Medular mermada

Ante el Andorra, esa franja ancha será la que más sufra. Idiakez sólo tendrá para escoger a tres de los cinco mediocampistas habituales. Esto es: Cissé, Undabarrena y Neyou sin tener claro si el primero deberá ocupar alguna otra posición. Su calidad en cualquier vacante lo convierte en un ‘Joker’ en manos de su entrenador, explotador de una polivalencia bendita para el equipo.

En punta la baja de Juan Muñoz parece más sencilla de cubrir con un Raba en estado de gracia, aunque el propio Muñoz también anda bien visto su golazo el martes. Para esta visita también estarán apercibidos Raba y Cissé. El riesgo no cesa al sur de la capital.