Las alternativas tácticas que maneja Pezzolano antes del derbi
La pizarra del entrenador del Real Valladolid cuenta con un abanico de posibilidades de cara al enfrentamiento ante un incómodo Burgos.
El Real Valladolid afronta este domingo la visita del Burgos con la sensación de enfrentarse a la prueba del algodón, que, como bien es sabido, no engaña. Después de cosechar dos victorias consecutivas ante los dos últimos clasificados, ambas sobre la hora, el conjunto de Paulo Pezzolano intentará lograr la tercera contra un rival incómodo, que si bien no ha sido capaz de puntuar todavía como visitante, viene de golear al Elche en El Plantío y cuenta con elementos suficientes como para hacer daño a la defensa blanquivioleta.
Sobre esta circunstancia meditará el entrenador uruguayo, pensando en cómo disponer sus efectivos, aunque, tal y como explicó en la rueda de prensa de este viernes, priorizará la confianza y el crecimiento sobre lo que hace el rival, al que ensalzó y de quien destacó su capacidad para generar a partir de las segundas jugadas o desde el mismo Caro, algo por lo que no es descabellado pensar que pueda repetir con tres centrales atrás, al menos de partida, como hizo ante el Real Oviedo, contra quien el equipo mutó. No en vano, son varias las alternativas del charrúa.
Lo que funciona no se toca
El tópico de que lo que funciona no se toca puede tener dos lecturas: que el conjunto vallisoletano ganó los dos últimos partidos jugando con una línea de cuatro atrás y con extremos o que ese crecimiento del que hablaba Pezzolano vino a partir de la defensa. Como quiera que la mejoría vino de la figura de Stanko Juric, que cubrió dos roles diferentes, una opción es que el balcánico vuelva a ser la bisagra, y, de hecho, que pueda ser aquello que el equipo necesite en cada fase: esto es; central si la situación lo requiere (y puede hacerlo, por la capacidad que tiene el Burgos para cargar área) o mediocentro si el bloque se siente mejor así, como en el Tartiere.
Una línea defensiva matizada
La ausencia de Gustavo Henrique la pasada jornada vino a ofrecer la solución anterior siete días atrás, aunque también con el brasileño podría llevarse a cabo, considera Pezzolano. Parece un tanto forzada, pero existe la posibilidad, quizás algo re mota, de que los centrales sean Torres, Gustavo Henrique y Boyomo, y que a la hora de cambiar, Torres ocupe la banda y sea Escudero quien coja posiciones interiores para progresar con balón. Este último movimiento, cuando se llevó a cabo con defensa de cuatro, dejó dudas, pero, básicamente, porque el lateral no se cubría. Torres no lo es, pero ya conoce la posición después de que Pacheta le utilizara ahí a veces.
Directamente con cuatro
Lo más natural, o por lo menos lo que ya conoce el equipo, es la línea de cuatro, con la que empezó el campeonato, a la que vuelve en caso de necesidad desde que juega con tres centrales y con la que, sin ir más lejos, comenzó Pezzolano a preparar el partido. Dado que Boyomo y Torres están yendo a más, como reconoció el propio técnico, podría darse esta situación, y más, cuando son dos jugadores aptos para jugar a campo abierto, como un contexto de dominio requiere. Claro, que si hay dudas con lo que el Burgos hace a la espalda de la última línea...
¿Y Moro, encaja?
Cualquiera que haya visto las dos últimas actuaciones de Raúl Moro coincidirá en responder a la pregunta de arriba que sí, que encaja. Encajaría, quizás forzando la máquina, incluso en línea cinco, aunque parezca una opción más extraña. En este esquema, con dos carrileros y tres centrocampistas, no parece tener sitio más que como acompañante del punta, si bien hay ejemplos en Segunda de jugadores como él, encaradores, que actúan por fuera, como ‘falso carrilero’, caso de Hassan o Morente; eso sí, siendo protegidos por un lateral-central. Lo más natural, claro está, sería que entrara como extremo puro, ganando una pieza ofensiva reservada últimamente para segundas partes.