SD AMOREBIETA

La SD Amorebieta, el milagro continúa

El representante de un pueblo de apenas 19.000 habitantes consigue la proeza de ascender de nuevo a Segunda desde la modestia, con un presupuesto de 3,2 millones, y el saber hacer.

Una temporada puede ser hasta suerte, dos en apenas tres cursos, encierra otros factores mucho más profundos, estructurales y competitivos. Cuando parecía imposible, ha ocurrido. Y menos desde un pueblo de apenas 19.000 habitantes enclavado en el corazón de Bizkaia, cuyo modesto club, la SD Amorebieta, se sostiene con equilibrismos financieros rumbo a la élite del fútbol español amparado en apenas 950 socios. En su segunda casa, Lezama, donde jugó sus partidos en la Liga SmartBank y apuró hasta la última jornada con posibilidades reales de mantenerse, logró este sábado una nueva proeza, una machada con el empate ante el Bilbao Athletic. No necesitaba más porque tenía amarrados los deberes para mantener a raya al Eldense, que cumplió en la Nueva Condomina y que deberá disputar el playoff de ascenso.

Una SD Amorebieta que sólo mantenía dos jugadores del curso pasado, el portero Unai Marino y el lateral Iker Seguín, que sufría la marcha de su goleador Gorka Guruzeta, con 13 goles en la segunda vuelta, rumbo al Athletic, y el de Iker Izeta al filial rojiblanco en enero, con el Eibar de club propietario. No han hecho falta. A golpe de pico y pala, compromiso, dedicación y fiabilidad, han escalado posiciones desde la penúltima plaza en el mes de octubre hasta el liderato del Grupo 2 desde hace varias semanas. Se han mantenido contra viento y marea con una plantilla cincelada entre el instinto de su director deportivo, el exdelantero de Numancia y Burgos Asier Goiria, su entrenador, Haritz Mujika, al que mantuvieron en el cargo en los peores momentos tirando de sensatez institucional, algo extraño en el mundo del fútbol, y su presidente, Jon Larrea, que cogió al club con una deuda preocupante y que lo ha saneado a base de desvelos y de tirar de ingenio para sacar recursos atípicos para confeccionar una plantilla aseada. Arrancó el curso manejando apenas un presupuesto de 3,2 millones de euros de ingresos y ha estimado unos gastos cercanos a los 2,1 millones. Los precios de los abonos de Urritxe han oscilado desde los 49 euros del carnet infantil, dirigido a menores de 16 años, hasta los 227 euros para el carnet de adulto en tribuna. La próxima campaña regresan a Lezama, de prestado, al ser club convenido con el Athletic, porque su campo no reúne los requisitos que impone la Liga SmartBank. Apenas les separa 12 kilómetros de su casco urbano, quince minutos en los autocares que el club fletará de nuevo por la A-8.

Un plantel que al contrario que en Segunda, donde sólo jugaba con vascos, ha abierto la mano ampliando fronteras. Ha destacado el sólido bloque, pero han descollado algunas individualidades como el aquero Jon Mikel Magunagoitia, posiblemente el mejor de la categoría a sus 22 años, producto de su cantera, además, la experiencia atrás del exleón Xabi Etxeita, el goleador Eneko Jauregi, con 15 tantos, muchos de ellos vitales, el doble pivote de cemento armado compuesto por Yriarte y Sibo, la magia del joven Julen Jon Guerrero, autor de cuatro goles desde su cesión en enero desde el Real Madrid Juvenil de Honor, o la electricidad de Josu Dorrio, que era uno de los más emocionados este sábado sobre el césped del Campo 2 de Lezama: “Enormemente feliz por el equipo, el club y la gente. Se ha plasmado el trabajo de todo el año. Nos lo merecemos”, lanza el extremo. El míster, Haritz Mujika, un entrenador sin mucha prensa, brotado desde el fútbol de bronce, subrayaba en la misma línea que este ascenso obedece “al gran trabajo de toda la temporada. Hemos mantenido la renta de dos puntos que teníamos. Se lo dedico a mi familia, que es la que me ha aguantado, a la confianza de toda la plantilla y a Goiria, que apostó por mí, me dio la oportunidad y me mantuvo en el puesto en los malos momentos”, desliza.

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