LAS PALMAS

La navaja suiza de García Pimienta

El técnico amarillo movió el banquillo y fue readaptando a Las Palmas en oleadas para romper la gran defensa del Cartagena.

Carlos Diaz-Recio

Con media parte por delante Las Palmas tenía enfrente un desafío similar al que vivió frente al Racing, 0-0 en el electrónico y su rival con un jugador menos. Aque aquel partido en Santander dejó como cosecha un punto pero supo a poco. Con 45 minutos por delante desde la expulsión de Pombo, los 26 tiros en total, de cuales tres vieron portería, fueron insuficientes para traerse de Cantabria los tres puntos.

Da la circunstancia que esta situación de superioridad numérica que no siempre se traslada al marcador. De hecho esta temporada ha habido 41 partidos con expulsiones en Segunda, de cuales tan solo 18 acabaron con victoria del equipo con los once jugadores en el campo.

Rascando más en esos 18 encuentros, en diez ya iba ganando el equipo con todos los futbolistas en el campo antes de la roja a un rival. Es decir que, hasta la fecha, de esos poco más de cuarenta partidos que ha habido expulsados hasta la jornada 12, en ocho ocasiones el resultado cambió a favor del equipo que mantuvo sus once integrantes.

Así pues estaba en el debe de la Unión Deportiva Las Palmas el poder superar a un equipo con un jugador menos y con empate en el marcador, como si se tratara de un desafío dentro de la temporada. Y es que ante la Ponferradina los grancanarios se pusieron por delante en la misma jugada que Yuri fue expulsado.

Para ello, García Pimienta pareció establecer una segunda mitad en cuatro fases de asedio.  La primera, mantener al equipo que saltó al terreno de juego. Mandó Pejiño a abrirse a la derecha y lo mismo con Óscar Clemente a la izquierda. Viera y Loiodice por el centro y Sandro intentado desordenar a los centrales para que el francés aprovechara los espacios que el delantero dejaba cuando se alejaba del área.

Como eso no abrió la lata, el técnico barcelonés pasó a la segunda fase. Benito y Marvin entraron para refrescar las bandas en el 60. El asedio continuaba, con ciertas reminiscencias medievales. Los cartageneros conseguían mantener el tipo dentro de las complicaciones que le iban creando los amarillos.

El tercer apretón de tornillos fue dar entrada a Vitolo. Los cambios previos, no solo iban destinados a oxigenar los extremos. Sino fue como una navaja suiza. Ambos podían pasar a los laterales. Y eso ocurrió. El siete entraba por Álex Suárez y Marvin al lateral derecho sin perder un ápice de proyección ofensiva.

Y como eso tampoco rompió la muralla de un Cartagena que parecía apellidarse de Indias a estas alturas del partido, García Pimienta ordenó la cuarta evolución al equipo. Benito dejaba el extremo para ocupar el lateral de Sergi Cardona y entraban Moleiro para ocupar la posición de falso extremo pululante y Andone, haciendo las veces de explorador montaraz en punta por Sandro.

Así pues García Pimienta expuso todo lo que podía y los cambios le dejaron con los Vitolo y Moleiro a medio camino entre fuera y dentro, las bandas para Benito y Marvin, Andone buscando una pepita de oro en la punta y Viera en el centro de operaciones respaldado con Loiodice y Mfulu detrás quienes tenían a Coco y Curbelo barriendo si algo se caía de la mesa. Y al final el cántaro se rompió a falta de dos minutos. Mostrando la capacidad de adaptación de un plantilla en un momento de gracia.

Lo más visto

Más noticias