LEGANÉS

La era Borja Jiménez, contra la moda de los malos inicios de curso

El nuevo proyecto del Leganés inicia con la lección aprendida de los dos últimos malos inicios. En agosto no se ganó ningún partido. Se repite la incertidumbre de una plantilla abierta.

Juan AguadoDIARIO AS

Borja Jiménez, nuevo entrenador del Leganés, se enfrenta el próximo domingo 13 de agosto ante el Andorra (Butarque, 22:00) no sólo a un complejo debut liguero, sino a una maldición reciente que ha zarandeado Butarque hasta amenazar con dejar sin laureles su escudo. Los dos cursos precedentes (21-22 y 22-23) estuvieron marcados por sendos malos inicios de campeonato que lastraron no sólo el tramo inicial del campeonato, sino la tendencia de toda la temporada hasta hacer que el equipo dejara de pelear por el sueño del ascenso y se aferrara a la dura realidad de tener que salvar la categoría… y gracias.

Agosto, mes de pesadilla

En estos dos precedentes recientes agosto fue mes especialmente duro. Con Asier Garitano al frente, hace dos años, el Leganés engarzó dos derrotas y un empate en tres partidos. Cayó ante Real Sociedad B en Anoeta (1-0) y frente al Ibiza en Butarque (1-2). Sólo ante el Burgos (0-0) el equipo rescató algún punto en aquel estío preocupante. Porque aquellos tres rivales eran recién ascendidos a Segunda y porque el Leganés venía de hacer tercero el curso anterior con un récord de puntuación que en cualquier otro campeonato le hubiera garantizado el ascenso directo.

Con Imanol Idiakez al frente y un par de quilates menos de relumbrón en la plantilla (meses antes Nafti había sido contratado para salvar la categoría casi sobre la bocina), el Leganés volvió a tropezar en la misma piedra. Bajo el gobierno del guipuzcoano, la caída fue mucho peor. El Leganés engarzó tres derrotas consecutivas para estrenarse frente a Alavés (1-2), Oviedo (1-0) y Lugo (1-0). Tan trastabillado comenzó aquel proyecto, que pese al triunfo frente al Eibar en la 4ª jornada (2-1), en la 8ª fecha del campeonato el equipo sólo había sumado un punto más (ante el Burgos, 0-0 en Butarque) y acabó como colista después de perder frente al Albacete. La temporada terminó (de nuevo) con el cese del técnico principal y un salvador (Carlos Martínez) evitando el desastre de bajar a Primera RFEF.

Karrikaburu, ahora pretendido por el Leganés, en el estreno pepinero de la 21-22 durante el Real Sociedad B - Leganés.AMAIA ZABALODIARIO AS

El lastre de un mercado abierto

En ambos casos, jugar con el mercado abierto y las carencias que genera este modelo, que obliga a competir semanas sin la plantilla cerrada, con temores a salidas y urgencias en las llegadas, influyó muy negativamente. Primero, trastocó al potencial de la plantilla, obvio. En 2021 Garitano tuvo que debutar en Liga con Diego García o Naim, por entonces chicos sin apenas experiencia. Tampoco pudo contar con jugadores que estaban llamados a ser clave como Borja Garcés o Jon Bautista. Y de los que estaban, algunos salieron días después. Sucedió con Jonathan Silva, titular en la derrota frente al Ibiza y, días después, traspasado al Getafe.

A Idiakez le pasó algo parecido, agravado por un mercado rocambolesco en el que el límite salarial y las interferencias de los nuevos (y poco después, salientes) gurús del Big Data de Blue Crow Sports hicieron del cierre de la ventana, una pesaadilla. Idiakez compitió las primeras jornadas sin un lateral izquierdo puro en buenas condiciones. Undabarrena, luego pieza fundamental, no pudo jugar las tres primeras jornadas. Otros salieron días antes del cierre de mercado, como Kravets, al que Idiakez no tuvo más remedio que darle protagonismo pese a que no contaba para el club.

Rubén Pardo ante Ze Ricardo en el Lugo - Leganés de la tercera jornada de la 22-23. El Leganés encadenó entonces su tercera derrota consecutiva. Pedro AgreloDIARIO AS

Paralelismos y fortalezas en 2023

En este 2023 hay similitudes en cuanto a los condicionantes del mercado, aunque con peros relevantes. Primero, la conciencia interna de que el objetivo debe rebajarse. En Butarque se habla de no ponerse límites, pero la palabra ascenso se ha borrado de la boca de los pepineros, que insisten en fijarse primero (y en algunos casos fundamentalmente) en la salvación. En cuanto al mercado, aun hay importantes carencias en ataque (la plantilla necesitaría, mínimo, dos extremos y un delantero), pero en la retaguardia se ha trabajado con orden.

El problema es que, de nuevo, se asume que la plantilla no se cerrará hasta los últimos días de mercado y eso implicará que, muy probablemente, Borja Jiménez tendrá que competir las primeras jornadas con importantes agujeros en su pizarra, mínimo, ante Andorra, Alcorcón y Albacete, los tres primeros rivales que coinciden con el mercado abierto.  “Yo ya lo he denunciado y lo seguiré haciendo. El mercado debería cerrarse con el inicio de la competición”, repetía recientemente el técnico abulense sabedor de que es una circunstancia que puede condicionar su inicio de temporada y, por ende, el resto del curso.

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