LAS PALMAS

La convivencia con la presión de García Pimienta

El técnico calificó el choque ante el Levante como “el más importante”. Una victoria aseguraría a Las Palmas seguir dependiendo si misma en sus aspiraciones.

Carlos Diaz-RecioDiarioAS

Se podría trazar en la temporada amarilla una frontera entre dos países bien diferenciados: el humilde de los últimos seis partidos con las arcas casi vacías y el próspero de las 30 primeras jornadas con toneladas de puntos. En uno reinaba, en el otro tiene dieciocho equipos por delante en la línea de sucesión real. Sin embargo, gracias al patrimonio cosechado en esa treintena de encuentros, los amarillos siguen aferrados al hilo de la autodependencia a falta de los seis últimos choques.

A esta carta, la última de tener su destino en sus manos, a la que se aferró el año pasado durante once jornada, es a lo que apelaba ayer Fabio González y esta mañana el entrenador amarillo, García Pimienta, durante su rueda de prensa previa al encuentro frente al Levante. “Como está la clasificación y viniendo de dos derrotas, el partido de mañana es el más importante. Si somos capaces de ganar vamos a seguir dependiendo de nosotros para aspirar a lo que podamos”, recordó. Se trata por tanto del momento de mayor tensión de la temporada. Por el pasado reciente, dos derrotas consecutivas, algo que solo había ocurrido una vez esta campaña. Por lo que queda, 9 horas de juego. Por el rival, quinto clasificado. Por la clasificación, fuera del ascenso directo y por la ausencia de Viera.

Sin embargo, García Pimienta retrocedió en el tiempo para contextualizar esta tensión ambiental. “La temporada pasada llegué un día, jugamos dos partidos que fueron bastante bien, estuvimos cinco sin ganar y fue muy complicado. Porque había habido un cambio de entrenador por el medio y nadie creía en lo que al final el equipo fue capaz de conseguir. Así que imagínate la presión que había en ese momento”, rememoraba el entrenador.

Por ello, desde su óptica personal, tira de comparativa temporal. “Ahora la hay [la presión] pero con una base construida de la temporada pasada y yo estoy muy contento de lo que está sucediendo”. Y es que a su juicio ha sido costumbre en su carrera. “Vengo de un club de mucha exigencia. Convives con la presión, era un sitio que tenías que ganar y vengo a otro en el que hay que ganar”.

A pesar de los pesares, no dejó pasar la oportunidad de enseñar la zanahoria y dejar el palo de lado. “No hemos hecho nada pero estamos cerca de conseguirlo o por lo menos de lucharlo”, avisaba. Y esa posibilidad pasa a su juicio, por varias obligaciones a cumplir. En las que se incluye la presión, a sus rivales y bien coordinada.

La primera de las normas la tiene clara. Recuperar la óptima ejecución de la presión tras pérdida. Oxígeno en los pulmones para los amarillos. “Creo que no estamos tan ordenados para hacerla todos juntos. No se trata de que yo haga la presión sino de forma colectiva. Si el equipo contrario es capaz de salir aunque vayan dos jugadores a presionar, te desordena y das posibilidades al equipo rival para que te genere una situación”, señalaba García Pimienta.

De ahí que no señala a errores individuales como los causantes del problema. Sino grupales. “Hemos fallado todos y cuando falla el equipo tenemos que corregir el equipo entero. Esto es un equipo en el que si yo fallo tú tienes que solucionarlo. Si me equivoco yo, te equivocas tú, y se equivoca Pablo también, pues al final [...] se convierte en una ocasión clara. Y eso es lo que no había sucedido antes. Porque si un compañero se equivocaba, yo se lo solucionaba, y a la inversa. Tenemos que volver a eso”.

El segundo de los mandamientos vendría de la mano del primero. La consecuencia esperada y deseada. “Mantener serenidad y rigidez defensiva que nos ha permitido ser un equipo durante las primeras 30 jornadas ser un equipo muy sólido”. Y argumentaba lo que eso traía consigo. “Cuando hemos sido capaces de conceder poco al rival, y las pocas veces que llegaban a portería estar acertados en la parte defensiva, hemos sido muy solvente”

Por último, también ponía “la esencia” como condición a alcanzar. “Creer, estar concentrado en cualquier acción del partido. Porque cuando las dinámicas son buenas el balón pega en el palo y va para adentro y cuando no son tan buenas, es al revés, te equivocas y el contrario te acaba marcando el gol”. Algo que resumía en: “Estar viviendo el partido desde el minuto uno hasta el 95″.

Un encuentro ante un Levante del que destacó dos aspectos: “Efectivos en el juego asociativo o cuando tiene que correr al espacio, como de Frutos o Cantero”. Además explicaba sus diferentes variantes. “Han cambiado sistemas para hacer un 4-3-3 o un 4-4-2 con jugadores de distinto perfil y que durante el mismo partido son capaces de cambiar el sistema y con el tipo de jugadores engañar al rival de esa manera”.

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