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La cantera se resiente por el modus operandi de Pezzolano

La manera de trabajar del técnico del Real Valladolid afecta, sobre todo, al filial, cuya labor está condicionada por la dinámica del primer plantel.

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La llegada de Paulo Pezzolano al Real Valladolid trajo una manera diferente de hacer las cosas, poco conocida en nuestro fútbol, dado que sus entrenamientos muchas veces superan, con mucho, la treintena de efectivos. Esto se debe a que el técnico charrúa utiliza en sus ejercicios a jugadores de la cantera, fundamentalmente de Promesas, un hecho que puede verse de manera positiva por la cercanía entre los dos conjuntos y que resulta ser a menudo una manzana envenenada para el filial y, en menor medida, para el juvenil, que complementa también esta labor.

El hecho de completar varias sesiones semanales al servicio del primer plantel está condicionando el día a día del segundo, que en la gran mayoría de esos ejercicios actúa como ‘sparring’, siendo el sujeto pasivo de los ejercicios que el cuerpo técnico del primer equipo desarrolla, tanto que, en muchas situaciones, la acción termina cuando, por ejemplo, en una actividad en la que el filial defiende, este recupera el balón. No se trata tanto de compartir espacio y ejercicios, por tanto, como de la orientación de esos ejercicios y su alteración al trabajo del Promesas.

Su técnico, Julio Baptista, habló de esta circunstancia tanto en la previa del partido contra el Pontevedra como después de empatar ante el cuadro gallego. “Estamos intentando regularizar esta conducta, pero no lo estamos consiguiendo. Vamos a ver si lo conseguimos, para que tengan una performance buena, para ayudar al primer equipo y para competir a la perfección”, esgrimió el entrenador, que está “intentando cuadrar las cargas para que lleguen frescos a los partidos”, aunque insistió en que “no es tan sencillo” hacerlo queriendo conjugar salud y competición.

Sin ir más lejos, en su segunda jornada, Baptista tuvo que hacer varios cambios “porque los jugadores están llegando un poco cansados” a la competición, que no espera a nadie. “Estamos intentando que los jugadores estén bien mentalmente en el poco tiempo que pasamos con ellos, porque durante la semana lo que hacemos con ellos no está siendo tanto”, continuó explicando el brasileño, que, sin ir más lejos, no pudo contar con Arnau Rafús, portero titular en el debut liguero por una lesión “que proviene de los ajustes de carga” que están buscando realizar.

Resignado, Baptista recordó que van “a prestar la ayuda que ellos necesiten”, puesto que “el primer equipo tiene sus demandas y va por delante de todo”, aunque recalcó en rueda de prensa que el Promesas también milita “en una competición profesional” como es la Segunda RFEF, en la que la exigencia del resultado está y va a estar presente por más que la filosofía propugnada por el club sea la de priorizar la formación. Con todo, a pesar de estar viviendo esta situación, el técnico valoró la “predisposición espectacular” que están teniendo sus jugadores “cuando van a entrenar con el primer equipo o cuando compiten” a sus órdenes.

Al margen de los partidillos programados entre las dos plantillas, también frecuentes, no son pocos los entrenamientos en los que el primer equipo tiene como ‘opositor’ a un nutrido número de canteranos, una situación que atañe también al División de Honor, que, a su vez, ha venido a reforzar puntualmente la dinámica del Promesas, algo que naturaliza también su entrenador, Manuel Olivas. “Se han hecho fichajes inteligentes, aunque llevan pocos entrenamientos por la filosofía y el proyecto del club, que es acelerar los procesos. Luego, hay que sacar cualquier rato de vídeo o de entrenamiento para encajar bien”, afirmó el técnico después del empate ante el Unión Adarve de este domingo.

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