Karrikaburu echa a volar en la era post Sarabia

El Andorra, desde el adiós de Eder Sarabia, es otro equipo. Ganador porque encadena dos triunfos seguidos (Mirandés y Eldense) y con un gen competitivo que puede darle muchas alegrías en la recta final de temporada. De momento, el bloque tricolor se ha visto catapultado (a medias) en la tabla y, tras la victoria del Alcorcón ante el Racing de ayer, lunes, se encuentra a dos puntos de la permanencia. La reacción del conjunto del Principado tras el cambio de entrenador está siendo para enmarcar y se quiere alargar en el tiempo. Este curso todavía no ha logrado encadenar tres victorias y este domingo, ante el Eibar, la ocasión es inmejorable. No será fácil, pero el descenso quema y los tricolores saben que necesitan ganar para no volver a sentir las llamas.

A la plantilla, en las últimas jornadas, se la ve un tanto más liberada. Sin la idea de juego tan fija que demostró tener Eder Sarabia, los jugadores se sienten con mayor confianza y tranquilidad y se está traduciendo en resultados. Contra el Mirandés, con el tridente de técnicos interinos (Toni Astorgano, Aitor Yeto y José Bermúdez) se obtuvo la alegría del triunfo y, el pasado sábado, contra el Eldense (con el debut de Ferran Costa) se siguió la dinámica. Las dos victorias han sido oro para el equipo y todo ello ha coincidido con la explosión goleadora de Jon Karrikaburu. El delantero navarro cedido por la Real Sociedad parece ser uno de los futbolistas que más ha bendecido el cambio de técnico. Llegó en el mercado de invierno y con Eder Sarabia no logró hacer ni un solo gol en 11 partidos. Y ahora, tras el adiós de Sarabia, encadena dos partidos marcando.

Su media, en la era post Sarabia, es de un gol por partido. Marcó ante el Mirandés (1-0) y en la pasada jornada, contra el Eldense, repitió. Hizo el 0-2, tras un penalti que él mismo provocó, y sirvió para sentenciar el duelo. La alegría de Karrikaburu es evidente y es que se está sacando piedras de la mochila. Aterrizó en el Principado con el cartel de delantero que podía marcar diferencias en Segunda y, por fin, lo está logrando. En Andorra siempre se ha alabado su gran predisposición y trabajo diario. Y, actualmente, está encontrando la fortuna del gol. Karrikaburu ya vuela y está siendo, con sus tantos, las alas de un Andorra que sueña con la permanencia.

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