Herrero, el 'santo', salvó un punto para el Málaga

Empate en Los Cármenes en un partido loco. Un partido en el que hubo de todo y que dejó patente la crispación que se vive en la ciudad de la Alhambra. Los Cármenes fue una olla a presión, pero no para el Málaga, sino para sus propios jugadores. Los rojiblancos tampoco ayudaron con su actuación en el campo. Y los destellos de Neva y Uzuni valieron para que los nazaríes se pusieran por delante. Pero Antoñito y Nelson pusieron en el empate antes de que, en el último suspiro Weissman tuvo un penalti para dar la victoria al Granada. Entonces apareció Herrero para salvar un merecido punto para su equipo.

El Granada salió fulgurante. Como con una marcha más, presionando y buscando la portería de Herrero. Fue un espejismo. Porque ese inicio se diluyó como un azucarillo en un café. La siguiente fue del Málaga, que probó la fiabilidad de Hongla como central derecho y de una defensa que es un flan. El inicio rojiblanco se fue apagando a medida que el Málaga encontró su sitio y empezó a tener el balón. Antoñito primero y después Rahmani tuvieron sendas llegadas con peligro. El juego del Granada no tenía sentido, los jugadores no se encontraban, el sistema no funcionaba y los jugadores rojiblancos estaban más cabizbajos. Los Cármenes era una caldera a presión en el que nadie salía indemne: directiva, jugadores y entrenador. Antoñito estaba siendo un dolor de cabeza y Rahmani encontraba espacios, pero a los de Pellicer aún así les faltaba más mordiente e intención en los últimos metros. Marc Martínez tuvo que aparecer para evitar el gol de Antoñito, Miguel Rubio sacó otra que armaron entre Ochoa y Antoñito que acabó rematando Rahmani. Tuvo el Granada, otra vez, unos minutos en los que parecía que llegaba arriba, también el Málaga que no renunció a seguir presionando. Los ‘niños’ malacitanos estaban siendo los protagonistas. Y los de Pellicer con el 57 por ciento de la posesión y cero disparos entre ambos equipos.

Gonzalo Villar fue la gran novedad en la segunda mitad. Trigueros, con amarilla y desapercibido, se fue al banquillo y el Granada dio un pasito adelante. Pasito, porque con espacios, los malacitanos tenían opciones de matar. Puga tuvo una clarísima que sacó Hongla. Porque, aún con defensa de tres, el Granada continuaba haciendo aguas. En el minuto 52, una carrera de Tsitaishvili, llegó Puga para sacarla y Uzuni no acertó con el balón poco después. Otra del georgiano, que había despertado, pero el remate final de Ricard lo sacó Herrero. Nada pudo hacer con la volea a la misma escuadra de Neva. Fue un jugadón de Hongla, que estaba en el centro de la zaga, pero llegó casi a línea de fondo para que su balón bombeado lo mandase al fondo de la red el gaditano con rabia. Una rabia que expresó mandando callar al estadio. La fractura era patente y más cuando, dos minutos después, un robo pilló al Granada en un tres contra dos y ahí apareció Antoñito para marcar un golazo, eso sí, con Marc Martínez pudiendo hacer más.

Cambió Abascal el sistema para colocar a Hongla de interior en un claro 1-4-3-3. Entonces el Granada pareció algo mejor. Se hizo con el control del partido. Con el partido loco, el Granada más centrado, pero sin que nadie controlase el encuentro, Antoñito pudo desequilibrar el marcador, también Tsitaishvili, pero se encontró con Herrero. Intentó mover el banquillo Abascal con la salida de Jozwiak y Corbeanu. Y fueron los protagonistas. Un centro del polaco, llegó al canadiense para que intentase el remate, la sacó un defensor y rebotó en Uzuni para irse para adentro. Un gol que hizo explotar a Los Cármenes. Quedaban algo más de diez minutos. Y el Málaga se fue a por todas. Neva se lesión, Abascal sacó a Weissman por Uzuni. Y el Málaga se volcó. Con todo, Antoñito la tuvo de falta y, en el minuto 93, una falta casi en el córner que sacó Antoñito, Nelson llegó en el segundo palo, totalmente sólo, para poner el empate. Un jarro de agua fría para el Granada y un merecido premio para un Málaga que lo había merecido. Pero quedaba partido. Y tanto. Porque, antes del final, Rubio fue agarrado en un córner y el colegiado pitó penalti. Sin Uzuni, Jozwiak cogió el balón, pero fue Weissman el que acabó cogiendo la responsabilidad y ahí apareció Herrero para salvar un punto para el Málaga merecido y mantener la crisis en un Granada cada día más fracturado…

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